Geraldine Weber tenía 19 años y Max Meitzner 27 cuando se casaron por primera vez, y 39 y 47, respectivamente, cuando lo hicieron por segunda vez, después de estar divorciados por cinco años, tiempo en el cual se encontraron a sí mismos y descubrieron que el amor siempre estuvo ahí, intacto. Pero no fue fácil, confiesan, tuvieron que trabajar mucho en ellos y en la relación para darse esa segunda oportunidad que cambió sus vidas y la de sus hijos.