“No hay gente… no lo puedo creer”. La desolación que se ve en Florida y California, entre otros estados de Estados Unidos, no ha sido a causa de una orden de evacuación, ni de aviso por la inminente llegada de un huracán. Esa soledad que se palpa en tiendas, cultivos, obras de construcción y hasta en las calles, donde no se ven trabajadores, tiene nombre: riesgo de caer detenido en redadas y ser deportado.