Se dice que los antiguos nómadas recorrían territorios en busca de alimentos. Raúl Cabrera es un nómada, pero moderno, pues recorre el mundo en busca de experiencias, personajes y aprendizaje.

Este surfista y snowboarder guayaquileño de 35 años presentó el viernes 1 de junio, durante la fiesta de música electrónica Elektrostática, que se realizó en Nou Camp (km 11), un tráiler de lo que será su documental Nómad-a, en el que muestra las historias de 25 personajes de distintos países, a quienes visitó alguna vez.

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La producción comenzó a rodarse en septiembre del 2011. La idea de la película es el resultado de las casi dos décadas en las que Raúl ha viajado alrededor del mundo con su tabla y sin perder su acento guayaco. “Pensé: voy a hacer una producción en la que los héroes, personajes y protagonistas sean mis amigos. Son personas que tienen historias que merecen ser plasmadas en libros”, comenta Raúl y agrega: “Con la película estoy reencontrando a las personas que conocí en mis viajes y viviendo las mismas vivencias que tuvimos en el pasado”.

En junio y julio, Raúl permanecerá en Ecuador rodando lo que falta del documental, además buscando apoyo de la gente de su país para promocionar su idea y que llegue a la pantalla grande.

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Nació para el mar
¿Cómo nació esta afición por el mar? “Soy signo cáncer, de cal. Nací bajo el signo del mar y siempre me identifiqué con el océano”, comenta Raúl. Su amor por las olas lo descubrió a los 12 años, cuando aprendió por sí solo a surfear en Villamil Playas. Durante tres años, Raúl practicó el surf con tablas prestadas y así descubrió que había nacido para el mar.

“A los 15 me dediqué a tiempo completo a las olas. Mi primera tabla me la vendió un chico que se llama Arturo Domenech. Era una tabla que costó 100.000 sucres, amarilla, con huecos por todos lados, la peor que he tenido, pero fue mi primera tabla y me acuerdo de ella, quisiera surfearla ahora”, recuerda con tono nostálgico.

Cuando comenzó su carrera de surfista, Raúl participó en algunas competencias, pero eso no lo llenaba. “Así que seguí mi propia línea de viajar y descubrir olas nuevas e ir a lugares a donde la gente no ha ido antes y explorar el mundo”, dice.

Las islas de la costa oeste de Indonesia, Tailandia, Malasia, China, Nueva Zelanda, Hawái son algunos de los sitios más lejanos de Ecuador a donde ha llegado este nómada guayaquileño. En sus travesías, Raúl ha visitado alrededor de 80 países. Para solventar sus aventuras ejerce de profesor de idiomas: español, inglés y japonés. El segundo lo aprendió en Nueva Zelanda; y el tercero, en Japón, pues vivió allí tres años. “Trabajo, reúno dinero y con eso viajo hasta que se me acabe y ahí comienza de nuevo el ciclo”, comenta.

A los 19 años, en cambio, aprendió a hacer snowboarding durante un viaje que hizo a Austria, “aprendí en dos días y me hice instructor, de eso también trabajo. He trabajado en Chile, en Japón, Nueva Zelanda, EE.UU.”, asegura.

Experiencias extremas
De todas sus travesías, hay dos anécdotas que Raúl recuerda de manera especial porque marcaron su vida. “En Galápagos, cuando tenía 18 años encontré el final del arcoíris. Estaba ante mis ojos, terminaba en un acantilado gigantesco donde había un hoyo de piedras, estaba a unos 25 metros de altura. Pensé en tirarme, pero no sabía qué profundidad tenía y siempre me preguntó qué hubiese pasado si me hubiera tirado”, recuerda.

Y otra hace dos años, cuando se perdió durante dos días en Canadá practicando snowboarding. “Encontré el rastro de unos osos y lo seguí; cuando está llegando el verano es peligroso porque están apareando, tienen sus crías y te pueden matar, entonces corrí por el río para que no puedan rastrearme. Me metí al río con nieve y tuve que nadar hasta llegar al inicio de la montaña”, comenta. Aunque recorrer el mundo lo llena de felicidad, reconoce que sí extraña a su familia (es el último de siete hermanos). “Me gustaría estar aquí con mi familia, pero el mundo es tan vasto y tu tiempo en la tierra es tan corto que tengo que vivir mil vidas en una”, asevera. Conoce más en www.nomad-a.com.

Dicen de él
“Está dando ese mensaje a la gente, de que si tienen un sueño no se quede solo en palabras, sino que lo pueden cumplir; está inspirando”.
Leonardo Peribonio
Mejor amigo de Raúl