Desde siempre. Su interés por la literatura lo tiene antes de tener memoria. “Respiraba poesía en el líquido amniótico”, cuenta Marcelo Báez Meza, el escritor del puerto, nacido en Guayaquil en 1969. Su forma de hablar o escribir lo caracteriza por su tono, donde aquel que se cruce ante él no sabrá si caerá en su verdad o en su cuento –además de ser crítico de cine, poeta y periodista, es cuentista– y dice recordar que su madre le leía versos de Bécquer –poeta español– mientras estaba en su vientre.

A los cuatro años se trasladó a la capital, donde cursó la escuela y el ciclo básico. “Me considero guayaquiteño; de parte de padre, soy serrano; por mi madre, soy guayaco, una dicotomía imposible de superar”, explica el escritor, quien no olvida que en el tiempo que vivió en Quito le decían Mono y al llegar a Guayaquil lo llamaban serrano. “Hoy continúa la paradoja”.

Publicidad

La experiencia en los medios de comunicación comenzó cuando perdió su beca de estudios de literatura al no poder mantener el puntaje necesario –cursando el segundo ciclo– en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG). “No era vagancia, era desinterés. Estaba más obsesionado con la literatura: tanto en su escritura como en su lectura”.

No olvida que lo que ansiaba leer y escribir era aquello que las aulas no le ofrecían. Su primer trabajo fue de freelance en la revista Tiempo Libre y luego en el suplemento cultural Matapalo de diario El Telégrafo. Después de año y medio dejó sus palabras en la revista Vistazo, continuó tres años en la revista de actualidad, 15 Días, y tuvo un breve paso por diario Expreso. Aunque al final lo deja: “No sirvo para el trabajo de oficina ni para recibir órdenes. El sedentarismo mata al escritor”.

Publicidad

En total ha publicado 12 libros entre lírica, narrativa y crónica de cine. Movimientos para bosquejar un rostro fue su primer libro cuentario, aunque el escritor piensa que debió llamarse Para bosquejar una literatura. Aquella edición la publicó en 1993 en el Centro de Publicaciones de la UCSG, cuando lo dirigía el padre Juan Ignacio Vara, su editor. En aquella colección de cuentos Báez define sus temas favoritos: “La ciudad, la soledad, el mundo virtual, los juegos de videos y algo que se llama la metatextualidad, o sea, literatura sobre literatura”.

La semana pasada, el escritor se encontraba en la 16ª Feria Internacional del Libro en Lima, donde presentó su libro número doce, la novela Catadora de Arenas (Libresa, 2011), presentada por María Fernanda Gutiérrez, agregada cultural de la Embajada de Ecuador en el país vecino. Además fue parte del recital de poesía binacional donde estuvieron poetas de Ecuador y Perú. Anteriormente había visitado dos ferias en Venezuela y Bolivia.

“Yo renací en la Alborada”. Desde 1986 frecuenta esta ciudadela, donde conoció a su novia que luego se convertiría en su compañera de aulas –al estudiar Psicología y él Literatura–. Ahora se ha convertido en la jefa de su hogar y con un hijo en común, de 5 años, quienes viven en la sexta etapa: “En una de las herraduras menos visitadas por los amigos de lo ajeno” y él mismo agrega: – “el entrevistado hace un gesto de ‘toco madera’” –.

Su perspectiva del barrio sigue siendo lírica, para él la Alborada es un laberinto hecho para perderse y encontrarse. Se considera un cinéfilo disfrazado de escritor, “le llamo cinefilia en estado terminal”.

También se refiere a él como un artesano lingüístico, por cultivar todo tipo de géneros literarios en sus obras. Y Guayaquil será su ciudad tanto en lo vital como en lo literario. “No me molesta la etiqueta de ‘el poeta del puerto’ que se me ha endilgado algunas veces”, se identifica con la ciudad por su río, los paseos en el malecón y su clima.

Futuros proyectos
Luego de 18 años está por publicar su segundo cuentario titulado Lienzos y camafeos, con alrededor de 45 cuentos entre microficciones y textos medianos y largos.

Otro proyecto que está por concretarse es el de Language, you have defeated me, una antología (español-inglés) de poesía ecuatoriana.

Bibliografía
Poesía puerto sin rostros (1995), hijas de fin de milenio (1997), palincesto (1998).

Narrativa movimientos para bosquejar un rostro (1993), tan lejos, tan cerca (1996), tierra de nadia (2000).

Ensayo adivina quién cumplió cien años (1996), cinépolis (2005).

Premios nacional de poesía césar dávila andrade (guayaquil, 1996), palimsestos (guayaquil, 1999).

Antologías el viajero inmóvil (2009), cuentos ecuatorianos (1997).

Dicen de él
“Fui compañera de él, en la universidad y en el taller de Donoso, era muy creativo, lo admiro, él fue editor de mi novela”.
Carolina Andrade
Escritora y periodista.