Dentro de 17 días el Municipio de Guayaquil debe anunciar si adjudica el contrato para la recolección de basura a Puerto Limpio, el único consorcio que participa en la segunda convocatoria de la licitación del servicio, la primera se declaró desierta en septiembre pasado.
Si Puerto Limpio logra el contrato el 3 de diciembre, Valango, la socia mayoritaria de Vachagnon, alcanzaría 21 años al frente de la limpieza de la urbe. Mientras, siguen las críticas al servicio y a las condiciones del contrato.
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Al hogar de las 17 personas que conforman la familia Cáceres-Duque literalmente les llueve basura. Las hojas de zinc que han puesto para cercar su casa y evitar el impacto de las fundas de desechos están dobladas a fuerza de tanta caída de sacos.
Desde lo alto del cerro del Carmen, decenas de moradores han convertido la ladera sobre la vivienda de esta familia en un botadero que incluye sacos con animales en descomposición, residuos orgánicos y hasta desperdicios prendidos con fuego. “Uno mismo tiene que sacar los perros muertos, porque nadie nunca viene a limpiar y no se aguanta el olor”, dice Andrés Cáceres, de 25 años.
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La pestilencia llega a todas las casas del sector y se agudiza con el sol del mediodía, justamente a la hora del almuerzo. “Después del fenómeno El Niño (entre 1997 y 1998), el Municipio dijo que iba a colocar una malla para evitar que la gente arroje basura, pero hasta la vez”, se indigna Cáceres y muestra unos muros de contención que se construyeron para evitar los deslizamientos de tierra, pero que no sirven para impedir “la lluvia diaria de basura”.
El problema, para unos, es culpa de la comunidad. “Yo que soy vieja, camino dos cuadras para dejar la basura abajo (en la calle Morán de Butrón) y que el camión la recoja”, dice Estela Murillo, de 83 años. En cambio, para otros, la responsabilidad recae en el Municipio de Guayaquil y la empresa contratista Vachagnon. Carlos Laje, de 65 años, se pregunta con enojo: “¿Por qué tengo que bajar tres cuadras, desde la copa del cerro, si yo pago cada mes para que recojan mi basura?”.
El problema de los habitantes del cerro no avizora solución en los próximos siete años. El alcalde Jaime Nebot en la sesión de Concejo del 29 de octubre afirmó: “Yo quisiera como todos ustedes llegar a esto, de que se baje del camión la persona, toque la puerta, se lleve la funda... Todo se puede hacer, pero todo tiene un precio, si el precio se duplica: ¿quién va a pagar ese precio?, hay dos alternativas: cargarle el precio a la gente o que lo pague el Municipio, ¿acaso nos sobra plata aquí?”.
Las bases que hizo el Municipio en la contratación para elegir a la nueva empresa encargada de la recolección no contemplan las necesidades ya identificadas en los últimos 14 años, como vehículos para acceder a los cerros, pese a que el presupuesto se triplicó con respecto al contrato anterior de 65 millones a 174 millones.
“Ahí está previsto que la gente saque la basura como se está haciendo”, dice Gustavo Sargiotto, representante legal de Puerto Limpio, el único consorcio que participa en la segunda convocatoria de la actual licitación del servicio, la primera se declaró desierta en septiembre pasado y se convocó nuevamente en octubre.
Si el alcalde Jaime Nebot adjudica el contrato a Puerto Limpio el próximo 3 de diciembre, Valango, la socia mayoritaria de Vachagnon, alcanzaría 21 años al frente de la limpieza de la urbe, un servicio cuestionado en la ciudad, entre otras razones, porque los pliegos de la licitación acogen un modelo de bases “que fueron resultado de la emergencia sanitaria que se decretó en 1992”. “Sostener esos antiguos modelos son ineficientes y atrasados”, indica César Cárdenas, presidente del Observatorio Ciudadano de Servicios Públicos.
Agroindustrial Valango S.A., accionista de Vachagnon, es la empresa que acredita la experiencia en recolección para participar en la actual licitación junto con su socia la constructora Hidalgo e Hidalgo. Ambas compañías se fusionaron por primera vez en septiembre pasado para formar el consorcio Proambiente primero y Puerto Limpio después. En la licitación del 2002, las dos pugnaban por conseguir el millonario contrato, cada una junto a socios diferentes: Valango con la canadiense Chagnon y la constructora junto a la empresa colombiana Aseo Capital.
“Guayaquil es una plaza de mucho interés para los grupos (Hidalgo e Hidalgo y Valango) de Puerto Limpio”, dice Sargiotto al referirse a los atractivos del contrato, al que se suman –según menciona– factores como “conocer el marco jurídico de la ciudad y a la posibilidad de adquirir experiencia para internacionalizarse”.
En su propuesta, Puerto Limpio, incluso, renuncia a ganar el monto máximo del 10% de las utilidades, que establece el millonario contrato (cuyo valor referencial es de 174 millones de dólares), y ofrece obtener un margen de ganancia del 5%.
“Para eso hay que gastar exactamente lo que se dice en repuesto, mano de obra, ahí está la habilidad empresarial para saber sacar resultados”, agrega Sargiotto al insistir en que es el Municipio de Guayaquil el que debe fijar las reglas.
Detalles
Licitación
Propuesta
Críticas al servicio
Foro Democrático
1. Zonas rurales
4. Reclamos
Las quejas ciudadanas las recibe un call center de la misma contratista. Esos reclamos deberían ser recibidos por el Municipio.
5. Reciclaje