Sus manos son su principal herramienta de trabajo y siente que cada día puede depender menos de ellas. Jacinto Palma, de 69 años, es agricultor en el recinto Santa Lucía, del cantón Salitre, en la provincia del Guayas. Tiene artritis.

Él se lamenta. Hace más de un mes y medio quiere ir a un dispensario del Instituto Ecuatoriano de Seguridad  Social (IESS) en Guayaquil para que lo atienda un especialista, pero no ha logrado obtener  una cita por teléfono para el reumatólogo.

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La falta de líneas telefónicas, el costo de las llamadas desde celulares y el desconocimiento de los requisitos para solicitar consultas a través del call center generan malestar en las áreas rurales.

Desde la casa de Palma la línea convencional más cercana está a 20 minutos, en Salitre, un viaje que podría costarle hasta 2 dólares. Él tiene un teléfono celular, en el que hasta ayer los intentos de comunicarse al call center del IESS le han costado casi $ 12, más del doble de lo que gastaba en un viaje de ida y regreso a Guayaquil.

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Gustavo Filián, médico del dispensario de San Nicolás, en Salitre, indica que de 20 pacientes diarios, 3 necesitan atención de interconsulta en Guayaquil.

En este recinto hay una sola cabina telefónica, pero en ella no se pueden realizar llamadas al 1800 100-000, 111, 140 ni 161 del call center del IESS, sistema implementado desde el 6 de abril pasado.

En el cantón Vernaza, la concejal Glenda Zavala señala que hay solo alrededor de 150 líneas para 7.400 habitantes y que desde hace un mes  está cerrada la cabina pública que funcionaba en el lugar.

Julio Barzola, coordinador de la Asociación Provincial del Seguro Social Campesino, quien vive en el recinto Bodeguita del cantón Yaguachi, indica que el 22 de junio pasado entregaron una carta en el IESS de Quito en la que hacen notar que para implementar el servicio no se tomó en cuenta que en el campo el alcance telefónico es limitado, además de los niveles de analfabetismo de los usuarios concentrados en esas áreas.

Otra carta fue entregada el pasado 23 de julio. Sin embargo, Barzola dice que no han recibido respuesta.

Carlos Alcívar es asistente de enfermería en el dispensario del IESS ubicado en el recinto Bebo, de Salitre, y explica que los casos empeoran a medida que aumenta la lejanía.

Alcívar cuenta que desde el pasado 15 de junio, uno de los pacientes del centro necesita una interconsulta con un gastroenterólogo en Guayaquil porque tiene cirrosis crónica. Él se ofreció a llamar. Ha gastado $ 10 en tarjetas y no ha conseguido la cita.

Vicenta Rivas, en cambio, se comprometió a ayudar a una de sus amigas del recinto Hacienda Nueva a sacar una cita de cardiología y gastroenterología para el dispensario norte, hace un mes. Ha gastado $ 5 y no lo ha conseguido.