La fecha de hoy propicia el recuerdo de tres importantes figuras de la historia patria: el nacimiento del militar venezolano Antonio José de Sucre en 1795, y los decesos en 1888 del escritor y periodista ibarreño Pedro Moncayo Esparza, y en 1990 del compositor guayaquileño  Alberto Guillén Navarro.

Sucre, oriundo de Cumaná, fue uno de los más destacados oficiales de Simón Bolívar y bajo su dirección actuó en jornadas por la emancipación americana y participó en congresos que afianzaron el destino político de esas naciones.  Peleó en Pichincha, Ayacucho, Tarqui y otras batallas decisivas; alentó y ejecutó  fielmente la filosofía integracionista del Libertador.

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Cayó asesinado el 4 de junio de 1830 en las selvas de Berruecos, Colombia. Nuestro país guarda con especial afecto la memoria del mariscal Sucre, llamado también El Abel Americano y El Delfín de Bolívar. Plazas, monumentos, calles, biografías de incontables autores, centros educativos, etcétera, perpetúan su nombre.

Moncayo brilló como periodista, historiador, diputado, político y filántropo. Nació en 1807. Luchó contra gobernantes totalitarios y estuvo entre los fundadores del periódico El Quiteño Libre y redactores de Linterna Mágica, El Viejo Chiguagua. Escribió Historia del Ecuador (1825-1875), El ciudadano Vicente Rocafuerte, Cuestiones Limítrofes entre Perú y Ecuador, etcétera.

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Guillén vino al mundo en 1899. Fue compositor, cantante y trompetista, hizo dúo con José Alberto Valdivieso y formó el trío Los Campiranos, con Enrique Luna y Armando Pantza Aráuz. Con su esposa Irma San Martín e hijos integró un aplaudido cuarteto. Entre sus éxitos que han grabado solistas y dúos se encuentran Pobre mi madre querida (yaraví), Cenizas y No te olvidaré (pasillos) y Dos palabras (valse).