La inauguración de la remodelada terminal terrestre Jaime Roldós Aguilera tuvo anoche un mensaje simbólico de integración ecuatoriana.
Una cinta con los colores de las banderas de Guayaquil y Ecuador, sostenida por niños vestidos con prendas que representaban a las actuales 22 provincias del país y a las dos futuras, fue el marco con el que se declaró oficialmente la apertura de esta edificación de 183 mil metros cuadrados.
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La obra, de la que se asegura es la terminal más moderna de Latinoamérica, comenzará a operar a fines de noviembre.
“Aquí está esta obra, es posible para 42 millones de personas que usan bus, que no son ricos ni pelucones, que vienen de todas las provincias del país”, aseguró Jaime Nebot, alcalde de Guayaquil.
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La inauguración del elegante edificio se realizó con la presencia de cientos de invitados. La edificación de 3 pisos tiene 260 locales comerciales; 91 cooperativas darán su servicio.
A las 20:00 de ayer miembros de la seguridad privada de la remodelada terminal Jaime Roldós Aguilera comenzaron a moverse, pues arribaba el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, quien la inauguró junto al presidente de la Fundación Terminal Terrestre, Guillermo Lasso, entidad que administra la estación; y su gerente general, Xavier Chávez.
Los tres cortaron al mismo tiempo una cinta que tenía los colores de las banderas de Guayaquil y del Ecuador, sostenida por 24 niños que en su vestimenta representaron a las 22 provincias del país y a las dos en proceso de creación. Cientos de personas asistieron a la ceremonia, entre transportistas, autoridades y otros invitados.
Nebot recorrió la moderna estación desde el segundo nivel en compañía de Lasso y Chávez. Con ellos iban además el contralor general del Estado, Carlos Pólit; el procurador, Xavier Garaicoa, y el vicealcalde, Luis Chiriboga.
Para la inauguración se colocó un grupo de baile en cada planta. En el piso superior los sonidos de los ununos, bombos y marimbas de la agrupación Chonta, Cuero y Bambú recibieron a los asistentes que llegaron hasta ese piso transportados en 20 modernas unidades de la cooperativa de transporte Libertad Peninsular.
En un extremo del primer nivel estaba el grupo de baile costeño Retrovador. Sus bailarines danzaban al son del pasacalle con trajes típicos en colores blanco y celeste. Del otro lado, con las vestimentas tradicionales de Otavalo y Cayambe la agrupación Sapreros representaba a la serranía.
La música proveniente de esos miniescenarios invadía la remodelada estación, que según el gerente de la Fundación Terminal Terrestre atiende 23% menos de personas que la más grande del mundo, la Port Autority Buss Terminal de Nueva York, a 15% de pasajeros menos que la terminal de Sao Paulo, Brasil, y sirve al 17% de más usuarios que la terminal Retiro en Buenos Aires, Argentina.
En su estructura se conjugan materiales como el aluminio, el vidrio, el granito. En las salas de espera los asientos son verde limón o azul. El exterior se puede ver a través del vidrio.
Las oficinas de las 85 cooperativas son amplias, los baños lucen elegantes acabados y los usuarios podrán utilizar las escaleras eléctricas.
En los cambios del edificio se invirtieron $ 36 millones del costo total de la obra ($50 millones) financiado por la Corporación Andina de Fomento, el gobierno de Lucio Gutiérrez, el Municipio de Guayaquil y fondos de la fundación.
DETALLES: Distribución Estructura
La terminal tiene 183 mil m², donde funcionarán 154 tiendas del outlet, 117 islas, una megatienda, 91 boleterías, 140 andenes de buses. Además de 15 baterías sanitarias, 8 tramos de escaleras eléctricas y 3 interiores, 6 ascensores montacargas, generadores de energía eléctrica de emergencia y extractor de gases contaminantes.