En pleno vuelo de regreso a Quito, cuando Rafael Correa sabía que  ganó la Presidencia, el pasado 26 de noviembre, Vinicio Alvarado,  mentalizador de la campaña de Alianza PAÍS, se pasaba por varios puestos preguntando sobre la labor de Raúl Vallejo, el ministro de Educación de Alfredo Palacio.

Era evidente, su continuidad en el cargo estaba decidida.

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Correa lo tenía  como una de las opciones más firmes por el respeto que le guarda. Varias de sus ofertas de campaña, en el ámbito de la educación, como la universalización de la enseñanza temprana antes de los 5 años, son algunas de las propuestas de Vallejo.

Los dos se conocen desde que eran estudiantes de la Universidad Católica de Guayaquil. Vallejo lo ayudó en su campaña para ser presidente de la Federación de Estudiantes y luego se volvieron a encontrar como ministros del gobierno de Alfredo Palacio.

Aun así, más estrecha es la relación que mantiene Vallejo con el futuro ministro de Economía, Ricardo Patiño. Fueron compañeros en el colegio Cristóbal Colón, en Guayaquil. Vallejo nació en Manta (Manabí), pero al año de haber nacido, en junio de 1962, su familia se fue a Guayaquil.

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Su padre Jacinto no vivió con su familia. Así que el rol lo tomó su hermano Tito,  quien, a pesar de no ser un gran lector, se daba modos para comprarle los libros que llenaran su gusto por la lectura.

Su faceta como escritor es innovadora, sobre todo en el argumento de los textos en Acoso textual y Fiesta para solitarios; este último ganó los premios Ismael Pérez Pazmiño y Joaquín Gallegos Lara.

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Su primer libro lo presentó a los 17 años: Cuenta, cuento, cuento, que narraba el despertar sexual de la adolescencia, que lo hizo en el mimeógrafo del colegio.

Vallejo sonríe ampliamente cuando se le pregunta si por su amistad con  Patiño los presupuestos para educación estarán asegurados. "Eso espero", dice mientras bate la mandíbula con una carcajada marcada por una barba rala, al estilo candado, que por las canas especula que va a llegar al medio siglo de vida.

Esta será su tercera vez como Ministro de Educación. La primera fue cuando apenas tenía 31 años, en 1992, al finalizar el régimen de Rodrigo Borja. En aquella ocasión entró en un momento difícil. Alfredo Vera había sido censurado por el Congreso, al igual que el subsecretario de la cartera, Trajano Andrade (ministro de Transportes de Correa).

Vallejo fue director de la campaña de alfabetización impulsada por el gobierno de la Izquierda Democrática (ID). Alfredo Vera lo  llevó a trabajar a su lado, asegura, porque al estar casado en segundas nupcias con su sobrina Alina Vera, conocía su labor como maestro.

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Vallejo, hasta esa época, se desempeñaba como periodista de   Vistazo. Su compañera de trabajo Ileana Vera le  presentó a su hermana Alina a mediados de 1985. Para cuando dirigió la campaña de alfabetización Monseñor Leonidas Proaño, Vallejo aún no estaba afiliado a la ID y solo en 1990 lo hizo. "Me siento identificado con la socialdemocracia", dice. Uno de sus amigos, el escritor Raúl Serrano, lo describe como un hombre de la línea izquierdista dentro de esta tendencia política.

Juan José Castelló, quien fue presidente de la Unión Nacional de Educadores (UNE) en la época del gobierno de la ID, recuerda que Vallejo logró que el Consejo Nacional de la Educación  por primera vez en su historia firmara un documento  que avalaba los cambios discutidos en el debate Educación Siglo XXI.

El problema para Castelló es que esa labor fue efímera, pues ya finalizaba el mandato de Borja, y que lo mismo ha ocurrido ahora que  Vallejo entró al gabinete de  Palacio desde el 29 de diciembre del 2005.

Su actuación en este periodo tiene el acierto de haber logrado consultar el Plan Decenal de la Educación. Asimismo propulsó la jubilación voluntaria de maestros. Pero también tiene reparos. Quizá la mayor acción criticada es la renovación, por 20 años, del convenio del Ministerio y los colegios católicos que, entre otras cosas, dispone que maestros estatales sean destinados para estos establecimientos y que los  colegios puedan decidir si los colaboradores son  separados si no cumplen  sus exigencias morales.

Vallejo asegura que las partidas de maestros serán destinadas solo para colegios fiscomisionales (no pagados) y que revisará el acuerdo para que la única entidad que supervise el accionar de maestros sea el Ministerio.  Francisco Rojas, de la UNE Pichincha, no está de acuerdo  porque explicó que desde el inicio "el ministro debía haber supervisado el acuerdo". Jorge Escala, de la UNE Nacional, señala  que Vallejo prometió  eliminar la contribución de $ 25 que dan los padres  a las escuelas fiscales; para esto se necesitaban   unos $ 44 millones y -dice-  solo se entregaron $ 18 millones.

LO QUE DECLARÓ

  • Posee dos  bienes inmuebles: una casa en Nayón y un departamento en Tonsupa, en la urbanización Torre Sol Tropical.
  • Tiene dos  vehículos: un Rodeo del año 2000 y un Corsa del 2005. Ambos están pagados.