En 26 manzanas hay 308 casas, 51 de las cuales consideradas patrimonios históricos. Con la regeneración urbana se mejoró el sistema de drenaje, pero los  moradores piden más vigilancia.

En medio de la regeneración urbana,  las antiguas y modernas mansiones y casas del Barrio del Centenario, los carros de lujo que transitan por la calle Seis de Marzo se encuentran con dos triciclos: uno cargado de colas, que cruza en contravía, y otro lleno de guineos, que compran  los guardias y jardineros del sector.

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En 26 manzanas se levantan las 308 viviendas (incluidas las 51 casas de los años 20,  consideradas patrimonio histórico) que componen este tradicional barrio del sur de la ciudad, según Byron Yaguana, arquitecto del departamento de Proyectos Específicos de la Dirección de Urbanismo, Avalúos y Registros (DUAR) del Municipio.

Este fue el primer barrio urbanizado del Guayaquil de 1919, que hasta 1930 tuvo un lento desarrollo con ocho edificaciones, indican datos del cabildo.

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En la Guía Histórica de Guayaquil, de Julio Estrada Ycaza, consta que el barrio tiene este nombre porque la idea de construirlo surgió cuando la urbe celebraba  cien años de emancipación política.

Actualmente, el Centenario limita  con El Oro (norte),   Francisco Segura Cano (sur), Rosa Borja de Ycaza (este) y Bogotá (oeste), de acuerdo con información del Municipio.

Por las calles con adoquines de colores rojo y gris, adornadas con jardineras llenas de crotos, isoras y palmeras, reina el silencio. Este ambiente lo aprovechan muchos de los habitantes  para salir a trotar y caminar todas las mañanas.

Miguel Donoso Gutiérrez, quien reside  en el sector hace veinte años, es uno de ellos. De 08h00 a 09h00 camina desde su casa, ubicada en la calle F y Bogotá (Centenario Sur) hasta Maracaibo. Su perro Mezcal, de cinco meses, lo acompaña en su recorrido.

Comenta que se ejercita tranquilo, porque “el barrio es más seguro, al menos en la parte regenerada”.

Elena de García también camina todas las mañanas para mantenerse en  forma. Indica que la regeneración urbana cambió la imagen de esa zona residencial “que estaba abandonada, tanto que ahora da gusto salir a caminar”.

Sin embargo añade que necesitan resguardo policial.
“Porque Jaime (Nebot, alcalde de la ciudad) vive aquí tenemos a los policías metropolitanos, pero estamos desprotegidos. Por Argüelles y Rosendo Avilés es peligroso, allá roban”, señala y luego sigue con su recorrido.

Una de las personas que habita en el Centenario hace 58 años (tiene 63 años de vida y prefiere mantener su nombre en reserva) recuerda que en 1947, cuando llegó a vivir con sus padres en la casa ubicada en Argüelles entre El Oro y Maracaibo, el barrio solo tenía quince casas.

“Nuestros vecinos eran los Wright, Víctor Emilio Estrada, Eduardo Ortega Moreira,  Francisco Pino Ycaza, Julio Jalil, Esteban Amador, los Ponce Luque, Solá Medina...
Era un barrio muy blanco, de casas blancas con paredes inmensas y gruesísimas”, dice.

Añade que como eran pocos vecinos, todos los niños y jóvenes eran amigos y formaban equipos de béisbol y fútbol y “casi todos estudiábamos en el Cristóbal Colón”.

Del Barrio Centenario de aquel entonces nada queda.
Ahora se distingue por su moderna imagen regenerada, cambio que la fundación municipal Guayaquil Siglo XXI  trabajó entre los años 2001 y 2002, y que costó 5’760.000 dólares, según indicó Wilfrido Matamoros, gerente de esa entidad.

La calzada se elevó 15 cm para mejorar el desfogue de aguas lluvias, expresa Byron Yaguana. Con esto se solucionó el problema de las tuberías obsoletas y el drenaje de aguas lluvias, acota. Pero antes de la regeneración, algunos de los habitantes se cambiaron a Samborondón.