Profundo pesar causó en los medios comerciales, empresariales y diplomáticos de nuestra ciudad el deceso, anteayer, de don Alfredo Czarninsky Sidermann, conocido comerciante considerado como el pionero en el país de los establecimientos denominados comisariatos.
Alfredo Czarninsky nació el 30 de agosto de 1916 en Prostken, jurisdicción de la Prusia oriental alemana; sus padres fueron Jacobo Czarninsky y Johanna Sidermann. Muy joven llegó a esta urbe en 1936, para evitar los problemas políticos que ocurrían en esa época en el Viejo Continente. Había estudiado la primaria en su natal Prostken y la secundaria en un liceo de Berlín.
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Una vez en Ecuador puso de manifiesto su temple trabajador y emprendió en negocios de alimentos tradicionales como dulces, tortas, caramelos, etcétera, que gracias a su visionario empeño sirvió para que en los años venideros lograra la consolidación y el prestigio de establecimientos que él dirigió como el Salón Rosado, Comisariato El Rosado (1958) y Mi Comisariato.
El Salón Rosado muy pronto compartió con otros negocios similares, el Fortich y el Roxy, la preferencia de muchos guayaquileños. En su local se integró la Sociedad de Artistas y Escritores Independientes, cuyos miembros reconocieron el apoyo de Alfredo Czarninsky a sus actividades que también forman parte de la tradición de la urbe.
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Además de impulsar el comercio y crear plazas de trabajo para cientos de nuestros compatriotas en sus acreditados almacenes Mi Comisariato, también realizó actividades de filantropía y apoyó actividades culturales dentro de la urbe.
El Dr. Rodolfo Pérez Pimentel, cronista vitalicio de Guayaquil, en el volumen 21 de su Diccionario Biográfico del Ecuador, consigna que Alfredo Czarninsky en 1992 donó el dinero necesario para la reinauguración del edificio del Museo Municipal, incluyendo la adquisición de la pintura, iluminación, aire acondicionado, adecuación de las obras, etcétera.
Desempeñó las funciones de cónsul de Israel en Guayaquil y formó parte del Honorable Cuerpo Consular acreditado en esta metrópoli. Recorrió varios países americanos y europeos en pos de novedades comerciales para introducirlas en sus empresas.
Estuvo casado con Ruth Baier, con quien procreó a Johnny, Danny y Vivian Czarninsky Baier, quienes le dieron numerosos nietos. En 1938 se nacionalizó ciudadano ecuatoriano y trajo a sus progenitores, quienes fallecieron en esta urbe y recibieron sepultura en el cementerio general de la ciudad. Su sepelio se realizó ayer en el cementerio Parque de la Paz.