Con una crisis fiscal que convierte a cualquier ministro de Finanzas casi en mártir, con atrasos de pagos nunca antes vistos en el presupuesto del Estado, con un déficit crónico, cargados de problemas estructurales, el Ecuador recibe una vez más un salvavidas del FMI.

Las autoridades económicas, que merecen todo reconocimiento por el esfuerzo desplegado, han logrado un acuerdo con la misión del FMI que ha negociado con ellos, y que se llama SLA, “Staff level agreement”, el cual solo requiere la formalidad del directorio para que sea aprobado. El plan contempla desembolsos de $ 4.000 millones en cuatro años, pero abre las puertas para que otros organismos también financien al país.

‘No’ al trabajo por horas

Durante la pandemia, cuando “la generosa China” que había inundado de crédito a la región en años anteriores vio el sufrimiento y la angustia de los países de América Latina, ese país optó por un vergonzoso silencio y por dar la espalda a la región. No nos dio nada. En el caso del Ecuador, simplemente los flujos desde la China en el 2020 no existieron. Nos hubieran dejado morir en la inanición.

Fue ese “monstruo perverso” llamado FMI, insultado por todos los izquierdistas y en especial seguidores del SSXXI el que lideró la coalición que entregó al país recursos por más de 9.000 millones de dólares durante la pandemia, salvándonos de una hecatombe económica que habría sido socialmente intolerable.

Promoción de inversiones y empleo: para no bajar los brazos

¿Por qué en ese entonces, como hoy, no gritaron ni gritan los sectores que tanto han atacado a esa institución? Se han dado cuenta de que esa institución “imperialista”, así como el Banco Mundial, el BID, la CAF y otros organismos multilaterales son los que han salvado al Ecuador en estos años tan duros.

Vemos entonces que el discurso de la izquierda ha sido nefasto, mentiroso, aprovechador de las circunstancias, y muy hábil para engañar y confundir a la población.

Dicen aquello que creen que les puede dar rédito, dicen aquello que es un tema de las vísceras, no de la razón, gritan aquello que divide en clases y en odio entre esas clases, y promulgan todo aquello que significa populismo, para someter a las masas a la más terrible tiranía: aquella de seguir siendo pobres para recibir siempre una migaja del Estado.

Ecuador: de crisis en crisis

Esta boya apenas alcanza para sobrevivir, pero no garantiza un futuro de esperanza a menos que realicemos grandes transformaciones, que dependen de los ecuatorianos.

El país no crecerá en 2024, la población sí lo hará. La deuda crecerá, el PIB no lo hará. Por tanto, al final del 2024, a pesar de esta boya que es para flotar y no ahogarnos, la deuda pesará más sobre la economía que antes, y la población no avanzará en mejorar el nivel de vida sin crecimiento.

Queda claro, eso sí, que el camino del SSXXI solo lleva a tiranías absolutistas, a regímenes fracasados, y a un Estado de postración económica del cual el Ecuador debe huir.

Pero así como las autoridades han logrado este gran paso con los organismos internacionales, deben ahora convencer al Ecuador que está en marcha el diseño y ejecución de un plan que resuelva los problemas estructurales, pues las boyas se acabaron ya. (O)