Los arquitectos de un nuevo orden, artífices de la evolución de sociedades, son los líderes como afirmó Henry Kissinger. Sin líderes, las visiones se vuelven aspiraciones, los resultados nunca se concretan y el día a día carece de sentido.

El ser humano creó las instituciones para enfrentar con éxito los desafíos colectivos. Cualesquiera que estas sean (Estado, ciudades, empresas, fundaciones, asociaciones, familias, entre otras), en ambientes de complejidad e incertidumbre, transición y evolución, es crucial que estén conducidas por un hombre o mujer con dotes de liderazgo. Estas son algunas características que considero clave:

Primero. Tener claridad en la visión, sobre todo una sin precedentes para estirar la realidad hacia el futuro, hacia nuevos paradigmas. Los líderes no solucionan los conflictos, trascienden a ellos; no solucionan los problemas, crean nuevas realidades. Abren un camino donde no existe.

Segundo. Pensar cual sabio que usa el poder de razón, el análisis de la información y la intuición para decidir y elegir las acciones necesarias.

Tercero. Mostrar claridad de ideas y principios, enfoque y coherencia.

Cuarto. Saberse mover dentro de las restricciones, entender el contexto, cual estratega usar bien el territorio a su favor. Los líderes son como los escultores, tallan la piedra que tienen a mano y sacan lo mejor de ella.

Quinto. Practicar la mentalidad sinérgica, combinar imaginación con realismo, ambición y sensatez, velocidad con pausas; humildad para escuchar y firmeza para persistir en la visión, aun en las condiciones más adversas. La empatía para entender y la compasión para sentir lo que sus seguidores necesitan o demandan.

Sexto. Ser buenos pedagogos y excelentes comunicadores para explicar las cosas fáciles, sin retórica compleja. Con un mensaje que llegue al corazón de sus seguidores.

Séptimo. Tener facilidad para hacer aliados. Tiene que gustarle trabajar con otros, tener conciencia lo que es crucial para impulsar su visión y sus iniciativas, el multiplicar con otros. Los líderes vuelven al conflicto y la discordancia una fuente de creatividad inagotable y ante ella se energizan y comprometen más.

Octavo. Tener salud y vitalidad. Una desbordante pasión para no desmayar y persistir. Y una emocionalidad controlada, ya que son el termómetro emocional de las organizaciones, de sus seguidores.

Por ultimo, tener una base ética muy fuerte, actuar desde valores como el respeto, integridad, honestidad y la solidaridad. Son fuente de inspiración sobre lo que se debe ser, son luz en la oscuridad ante la desmoralización y el espíritu de derrota.

Hemos aprendido con esfuerzo, sudor y lágrimas luego de casi 30 años de trabajar con diversas instituciones en la formulación e implementación de sus estrategias, que sin líderes, sin auténticos líderes, no hay estrategia que funcione. De cara al futuro, el desafío de cada uno de nosotros es inspirarnos en las vidas de hombres y mujeres líderes, formarnos, desarrollar las destrezas y practicar hábitos del liderazgo. También buscar, seleccionar y, sobre todo, elegir líderes para conducir las instituciones. Estoy seguro de que hará la gran diferencia en nuestro destino. (O)