Henry Kissinger, en su libro Orden mundial, describe la palabra griega hubris como una especie de orgullo espiritual, presunción o arrogancia desafiante y ambición desmesurada, que contiene, en sí, las semillas de su propia destrucción.

Aparte de la mitología, el síndrome de Hubris está muy presente en el mundo real: emperadores, gobernantes, políticos, militares, grandes empresarios y directivos lo han padecido y lo padecen.

¿Recuperar el civismo?

Kissinger concluye que debe inspirarnos el establecimiento de un orden mundial de estados, que afirmen la dignidad individual y el gobierno participativo, cooperando con reglas consensuadas; algo parecido a lo que debe suceder en nuestra política nacional, en vez de empeñarnos en destituir al gobernante.

Es aquí cuando aparecen los líderes verdaderos, los estadistas y, en el caso de empresas, los visionarios. Entre los primeros, Churchill y Obama, entre los otros, Musk.

‘Liderazgo’, según Kissinger

En su obra, El factor Churchill, Boris Johnson describe que la postura de políticos británicos como Chamberlain, era negociar con Hitler, pero Churchill se opuso e hizo de la resistencia al nazismo su misión política. Su liderazgo y alianza con Estados Unidos impidió que Hitler dominara Europa.

¿Pero cuál de estos líderes era el más racional? ¿El que creía que solo su palabra era la ley y lo que se debe hacer? Felizmente para la humanidad, Churchill era un hombre racional.

‘Turnaround management’

(...) trabajé con buenos y malos líderes, cuyo orgullo los destruyó y llevó a la destrucción de valor de las instituciones a su cargo.

También Obama nos impacta por su gran liderazgo, poder de convencimiento y oratoria, cuando con gran disciplina y visión política fue el primer presidente afroamericano de los Estados Unidos, y en su obra Una tierra prometida, menciona: “No hay unos Estados Unidos negros, unos Estados Unidos blancos, unos Estados Unidos hispanos; y, unos Estados Unidos asiáticos. Hay solo unos Estados Unidos de América”.

Ashlee Vance nos cuenta en su libro sobre Elon Musk que el planeta se ha calentado demasiado y que Musk está convencido en cumplir su sueño de que la especie humana colonice el espacio. “Ojalá pudiéramos –dice Musk–, resolver el problema de la producción sostenible de energía y poner bases para ser una civilización multiplanetaria, que pueda crear una civilización sostenible en otro planeta”.

En Ecuador pensamos en ser un país multicultural, multiétnico y autosostenible, pero ni siquiera nos unimos en el propósito de combatir la inseguridad y la pobreza, fomentar el empleo, el crecimiento económico y defender la democracia. Preguntémonos entonces: ¿hay un solo Ecuador?

En mi actividad pública y privada trabajé con buenos y malos líderes, cuyo orgullo los destruyó y llevó a la destrucción de valor de las instituciones a su cargo, con graves afectaciones a la sociedad civil. Como ciudadanos debemos exigir –democráticamente– a los líderes, reconocer sus errores y cambiar de rumbo, antes que el síndrome de Hubris siga afectando a todos los grupos de interés y fomentando el caos social interno. Se necesita mucho más liderazgo del estado y de la sociedad civil, actuando coordinadamente. (O)