El mayor desafío para trascender es poder distinguir el torbellino de lo crucialmente importante. Hemos observado en 30 años de ejecución que existe un conflicto real en casi todas las organizaciones entre dos fuerzas: la primera es la enorme cantidad de energía requerida para mantener la operación, el día a día. Y la segunda es la energía requerida para impulsar las metas para mejorar el desempeño y alcanzar el futuro deseado.

Perfiles de gobernantes

Para Sean Covey, experto en la disciplina de la ejecución, el torbellino es una figura metafórica que representa el trabajo que se lleva a cabo todos los días solo para mantener las cosas andando, es todo acerca de lo urgente que se le viene encima y exige atención inmediata. Son las rutinas que cumplimos así como los reclamos, exigencias, quejas, problemas, fallas, crisis, situaciones conflictivas, eventos internos y externos que demandan nuestra atención.

Al torbellino no podemos ignorarlo, si no atendemos los asuntos urgentes, pueden llegar a matar a la organización. Mas sin embargo no nos lleva a ningún lado, solo mantiene o reproduce lo existente.

Sean Covey también definió como lo crucialmente importante aquellas metas que se tienen que lograr y acciones a ejecutar, “pase lo que pase” para que se cumpla a cabalidad la estrategia acordada. Es decir, son metas y acciones irrenunciables.

Sin embargo el torbellino está siempre omnipresente, es el mayor enemigo al progreso humano, al cambio y a la ejecución de las estrategias aprobadas; para la mayoría de los gestores en cualquier tipo de organización, desde una empresa hasta un gobierno, el torbellino le gana a lo ¡importante! Los gestores están atrapados en el torbellino y al final del día “se agitaron mucho, pero se movieron poco”.

Círculos virtuosos

La paradoja a superar es enfocarse en las metas crucialmente importantes, en las decisiones que las predicen y al mismo tiempo navegar los torbellinos.

La ejecución exitosa tiene que ver justamente con saber manejar estos dos conceptos: el torbellino y lo crucialmente importante.

Ahora que estamos llegando al fin de año les invade el pensamiento de que se les fue el año y no cumplieron lo que se propusieron. ¿Cuáles fueron las iniciativas que murieron en el 2023? Seguro que el torbellino hizo su trabajo.

Es vital en diciembre definir y priorizar las tres a cinco metas crucialmente importantes a lograr, hacer y cómo medirlas para el año que viene.

Al mismo tiempo realizar una profunda reflexión con los equipos de trabajo sobre cuáles han sido los principales eventos y actividades operativas en las cuales no se justifica que nos involucremos, que nos han devorado tiempo y energía en el año que termina para minimizarlo o eliminarlo.

Renunciar a aquello que te ha desenfocado de tus metas no significa ser débil, al contrario, es una muestra de fortaleza para aceptar aquello que no te conviene en tu vida. No vaya a ser que nos volvamos a quejar o buscar excusas a fines del 2024 de no haber logrado lo que nos propusimos. (O)