Starship, la nave más grande y potente jamás desarrollada, despegó esta mañana desde la base de SpaceX, en Texas, en su vuelo inaugural. Pero pocos segundos después de su lanzamiento, la nave estalló en llamas y acabó con el recorrido que debía durar una hora y media.

Los problemas con el Starship comenzaron desde antes del despegue, cuando retrasaron 40 segundos el gran evento para revisar la presurización del propulsor y la segunda etapa del cohete Super Heavy.

Super Heavy, el cohete integrado a Starship, tiene la altura de un edificio de 40 pisos. Este dispositivo debía impulsar a la nave por alrededor de ocho minutos, tiempo suficiente para que la nave alcance los 240 kilómetros de altura y pueda volar por 90 minutos.

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Sin embargo, Elon Musk, el CEO de SpaceX, no considera que la explosión haya frustrado la prueba de vuelo, a pesar de que la nave debía sobrevolar los océanos Atlántico, Índico y Pacífico y luego caer en el mar que bordea a Hawaii.

En su cuenta de Twitter, SpaceX aseguró que la prueba fue un “éxito”. “Con una prueba como esta, el éxito se cifra en todo lo que podamos aprender, y el lanzamiento de hoy mejorará la fiabilidad de Starship a medida que perseguimos el objetivo de llevar la vida a otros planetas”.

La compañía de Musk celebra que el cohete se ha alejado lo suficiente de la plataforma de despegue sin causar daños. “¡Felicitaciones a todo el equipo de SpaceX por una emocionante primera prueba de vuelo integrada de Starship!”, se lee en un tuit de su perfil.

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Parece que SpaceX no pierde las esperanzas con Starship, el cual aseguran que “nos permitirá lograr una visión compartida de un futuro en el que la humanidad explora las estrellas”.

De hecho, Musk espera que esta sea la nave que le permita llevar a personas a la Luna y a Marte en el futuro próximo. El empresario adelantó a sus seguidores que otro vuelo de prueba tendrá lugar en unos meses. (I)

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