Las consultas populares son un instrumento para medir la popularidad del régimen de turno que la plantea. Pueden ser el salvavidas para los mandatarios con mínima aceptación o la posibilidad de consolidar y ampliar su capital político para el que goza de alta aprobación.

Desde el retorno a la democracia, los resultados muestran que la mayoría vota en todas sí o no, aunque siempre hay excepciones, como en dos de los once planteamientos de la consulta popular y referéndum 2024 del actual presidente de la República, Daniel Noboa, en las que gana el no.

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Los ecuatorianos votan para dar un espaldarazo o rechazar al régimen de turno, coinciden analistas políticos. De ahí que gane el sí o el no en la mayoría de preguntas que se han planteado.

De acuerdo al conteo rápido del Consejo Nacional Electoral, Noboa obtuvo el triunfo con el sí en 9 de las 11 preguntas con un promedio del 66 % de los votos válidos a favor de esa opción. Esto a casi cinco meses de que inició su mandato el 23 de noviembre de 2023. El resultado está vinculado con el alto nivel de aceptación que tiene, pese a los cortes de luz, indica la analista política María Belén Loor.

“Hay un aprovechamiento del momento de aceptación, pero el ecuatoriano en su mayoría no lee mucho y es muy visceral al momento de votar. La consulta en el mandato de (Guillermo) Lasso (2021-2023) se planteó cuando tenía un bajo nivel de aceptación y perdió, ahora Noboa gana con preguntas similares”.

La analista política Madeleine Molina coincide en que las consultas populares son una herramienta para que un régimen legitime y confirme su popularidad.

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En este caso Noboa “gana perdiendo”, debido a que finalmente pierde en dos de las preguntas. “Un triunfo total hubiera sido si es que gana en todas las preguntas considerando lo del arbitraje y lo laboral, que son las únicas que topaban temas aparte de la seguridad”.

Con este resultado ya se ve el giro del discurso que va a tener la oposición para las (elecciones) presidenciales de cara al 2025, indica Molina: “No es solamente el hecho de que se legitima con una alta popularidad, cosa que realmente con esto de los apagones deja un sabor agridulce”.

El resultado de esta consulta tiene un antecedente que no se dio en ninguna otra, que son los racionamientos del servicio de energía eléctrica que se iniciaron de manera sorpresiva el fin de semana anterior a las elecciones.

“Esta variable de los cortes de luz no la tuvo Rafael Correa (2007-2017), Sixto Durán-Ballén (1992-1996) ni Guillermo Lasso, nadie la he tenido. Esto pudo haber hecho variar el resultado, pero finalmente no ocurrió así. La reacción de Noboa de buscar un culpable ante los racionamientos diciendo que fue un boicot representa a los ecuatorianos que reaccionamos enojados y tendemos a buscar culpables”, asegura Loor.

El estado de ánimo por los apagones, indica, no tuvo una injerencia mayor por la forma como reaccionó Noboa. “Su respuesta a nivel comunicacional fue adecuada, le dio la vuelta a esta crisis”.

En general, los ecuatorianos “en vez de analizar las consultas para enmiendas constitucionales o en las leyes lo que sucede es lo contrario, el ecuatoriano vota de manera muy emocional”, dice Loor.

Lo que sí es claro, es que las campañas y lo que se divulga en redes sociales tuvo su peso e influencia en el resultado de las preguntas sobre el sometimiento al arbitraje internacional y el trabajo a plazo fijo y por horas (preguntas D y E del referéndum en las que ganó el no), agrega.

La campaña por el no se centró mucho en estos dos planteamientos. “Aquí influenció en los millennials, gente de 30, 35 o 40 años en los que hay una injerencia de lo que se dice en las redes sociales”.

De ahí el discernimiento que hubo en estas dos preguntas respecto al resto en las que ganó el sí de manera preponderante. Con ello no prevaleció el voto en plancha por una de las dos opciones.

En la práctica, la mayoría de ecuatorianos no se informa sobre los planteamientos de la consulta popular y se tiende a polarizar el voto porque se decide en función de favorecer o castigar al régimen de turno, dice Molina: “Había gente incluso que no sabía que se debía votar”.

Ganaría el sí en las preguntas relacionadas con el combate de la inseguridad

Las preguntas en las que gana el sí tienen relación con el tema de seguridad. Uno en el que no hay banderas políticas, dice Molina: “hasta el correísta más férreo de cierta manera va a querer garantizar este derecho”.

En esta proceso electoral se dieron tres grupos definidos, agrega la analista:

  • Los del ala correísta que vota en todas las preguntas no.
  • Los indecisos que probablemente votaron en la mayoría sí y en un par no, que han sido la mayoría y tuvieron el mayor peso en el resultado.
  • Los que están a favor de Noboa y no simpatizan con el correísmo por lo que votan sí en los once planteamientos.

Los últimos acontecimientos antes de la elección como la incursión en la Embajada de México para la detención del ex vicepresidente de la República Jorge Glas durante el correísmo, los casos judiciales Metástasis y Purga y los cortes de luz han incidido en estos resultados, dice Molina.

Lo que se puede inferir, agrega, es que hay una polarización mayor del voto. “La discusión que hubo entre el movimiento Construye y ADN (de Noboa) por medio de las redes sociales de cierta manera a última hora también incidió en que se polarice más el voto”.

“Al principio cuando recién empezó el gobierno de Noboa se hablaba de unir al Ecuador, pero lo que hay es un país más dividido”.

La jornada clarifica a los actores de la oposición de Noboa como la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), los intelectuales y socialistas de izquierda, estudiantes y trabajadores, los que ejercerán una mayor presión de aquí en adelante.

Molina los ve como una dificultad en los objetivos de Noboa de reelegirse en las elecciones presidenciales del 2025, con lo que seguiría en el poder al menos hasta 2029. “Si no tienes contenta a ciertas áreas de la sociedad a largo plazo cómo pretendes ser reelecto en 2025″, manifiesta.

Uno de los planteamientos cruciales, dice Loor, era la pregunta de la consulta popular con el fin de que las propiedades incautadas de los políticos corruptos o de narcotraficantes pasen al Estado. Esta pregunta K de la consulta popular es sobre la confiscación de activos ilícitos.

“En este momento de escasez económica, todo ese dinero mal habido viene bien a los ecuatorianos”, manifiesta Loor.

Para Molina las preguntas clave, en las que ganó el sí, son la que permitirá que los militares combatan al crimen organizado de forma complementaria con la Policía, lo del tema de las armas y la creación de las judicaturas especializadas. “Los cambios del resto de los planteamientos se podían hacer a través de la Asamblea enviando proyectos de ley como señalan los anexos”. (I)