A finales de marzo se conoció que en el caserío de Culden, en el distrito de Catache, en Perú, un grupo de pobladores quemaron entre 200 y 500 murciélagos debido al temor que existe en la zona de ser contagiados con el COVID-19.

Luego circuló en redes sociales un video que mostraba a un grupo de personas, que decían estar en Caracas, Venezuela, torturando a uno de estos mamíferos voladores. El animal estaba crucificado y era golpeado en la cabeza con un palo: “Tú no nos vas a infectar, mira lo que te hacemos”, decían las personas en el audiovisual.
Incluso vía WhatsApp se han creado stickers relacionados a estos animales y el virus.

Históricamente los murciélagos han generado animadversión en la mayoría de las personas a nivel mundial. Sin embargo, desde que se vinculó a esta especie, junto al pangolín, con el origen del COVID-19 las agresiones han aumentado.

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Jaime Guerra, docente de la Universidad San Francisco de Quito y que ha estudiado a los quirópteros por más de 20 años, afirma que todavía no se ha comprobado cómo fue el origen del brote y qué especies de animales, de haberlas, están vinculadas a este.

Se les está atribuyendo totalmente el origen (del COVID-19) a los murciélagos. No hay evidencia 100 % científica que diga que vino de los murciélagos. Hay datos que dicen que puede ser el hospedero del virus, pero no el transmisor. Cambiar la imagen negativa y convertir a una especie en carismática, que no lo ha sido para nada, es muy difícil”, señala.

Históricamente los murciélagos han generado animadversión en la mayoría de las personas a nivel mundial. Foto: Tomada de Facebook

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El experto asegura que todavía la ciencia no descubre el origen del coronavirus porque en el mercado de Wuhan, en China, donde se cree que se generó el brote, había demasiados animales silvestres en condiciones de hacinamiento, que generó una mezcla de fluidos (sangre, saliva) y heces.

No hay seguridad plena si vino del murciélago o del pangolín”. Cuestiona los ataques contra murciélagos pensando que tienen el virus y especialmente que estos hechos se registren en América.

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Guerra dice que en los videos que se han compartido en redes sociales, en los que se observa a los asiáticos comer sopas cuyo ingrediente principal son los mamíferos voladores, se puede distinguir fácilmente el tipo de especie y que esta no está en el continente americano.

Los que comen en Asia son los llamados zorros voladores o del viejo mundo. Son grandes, con ojos gigantes, tienen más carne. El murciélago más grande de Sudamérica podría tener el tamaño de un zorro volador mediano. Entonces si se debe investigar la relación del COVID-19 sería solo con esta especie, pero hay cerca de 1400 especies de murciélagos en todo el mundo”, indica.

El zorro volador es uno de los más grandes del mundo y no está presente en el continente americano. Foto: Archivo

Las personas, según el experto, deben entender el importante rol que tienen estos mamíferos en la vida silvestre. Son magníficos controladores de las poblaciones de insectos que se pueden volver plagas, incluso que generan enfermedades tropicales como el dengue o el paludismo. Además, son polinizadores de plantas y dispersadores de semillas.

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“Antes las personas automáticamente pensaban que los murciélagos portaban la rabia. Ahora pensarán que portan el coronavirus”, dice.

Para que los seres humanos pierdan el miedo a estos mamíferos el Programa para la Conservación de Murciélagos del Ecuador (PCME) realiza varias actividades en el año, en las que se difunde el impacto positivo que generan estos animales en la naturaleza.

Leonardo Alava, biólogo y miembro del PCME, dice que han realizado campañas de educación ambiental en zonas como Manglares Churute, en Cerro Blanco y en la isla Puná, en Guayas.

Se invita a personas de todas las edades. Se realiza un campamento y un monitoreo nocturno de murciélagos y enseñamos su importancia como controladores biológicos. Se trata de que pierdan el miedo. Actualmente tratamos de explicarles por qué se los relaciona con el COVID-19, con palabras simples”, asegura.

Para el especialista, el miedo que generan los quirópteros nace del desconocimiento que hay sobre la especie.
“Yo he estado toda mi vida trabajando con murciélagos, he estado en cuevas con ellos y estoy vivo, no tengo enfermedades, y eso que me han mordido”, afirma.

Aunque recalca que se debe recordar que estos animales son silvestres y pueden tener enfermedades como la rabia: “Hubo un caso hace siete años en Taisha (Morona Santiago), donde personas dormían sin puertas, sin ventanas, sin toldos, cerca de una comunidad de murciélagos que se alimentan de sangre. Unas personas, especialmente ancianos, murieron porque se negaron a vacunarse contra la rabia porque pensaron que era algo relacionado con la brujería”.

El murciélago fantasma es uno de los más raros registrados en Ecuador. Foto: Archivo

El experto señala que si un murciélago de estas características muerde a una persona no es que el individuo morirá al instante. “Los perros, los gatos, los monos, otros animales silvestres también pueden transmitir rabia. Si te muerden, sabes que debes ir a vacunarte”.

Tanto Guerra como Alava afirman que las personas no deben matar a los murciélagos cuando estos entran a las casas. Señalan que hay métodos para obligarlos a salir de las viviendas e impedirles su regreso.

¿Por qué se meten en los techos de casas? Porque nosotros destruimos sus hábitats. Los refugios que encuentran los murciélagos son casas que no tienen techos debidamente cerrados”, afirma Guerra.

Una solución podría ser, según Guerra, que los dueños de las viviendas cierren adecuadamente los techos o que en los huecos donde observan que se refugian los murciélagos ubicar ramas con espinas secas, ya que el animal no querrá herirse las alas y no volverá.

Los techos con cielorraso tienen una temperatura ideal para estos mamíferos, especialmente para los insectívoros, explica Alava. Afirma que se debe esperar a que salgan y ubicar los agujeros por donde entran y salen. Luego se sellan los huecos con una espuma especial que venden en las ferreterías del país.

Cuando vean un murciélago en sus casas deben tranquilizarse porque el animal no los va a matar, es inofensivo. Lo agarran con una toalla y lo sacan a la calle o lo dejan en un árbol, ya que hay especies que no pueden emprender el vuelo desde el piso”, dice. (I)