La construcción de un proyecto inmobiliario en la comuna Olón ha alertado a esos habitantes. Desde hace dos días han protestado por la tala de árboles de algarrobos y de manglar.

Algunos ciudadanos y activistas ambientales hasta se han trepado a los árboles para evitar que continúen con la tala, que según los comuneros, son varios metros que la empresa Vinazin pretende rellenar para levantar el proyecto, que consiste en la construcción de un conjunto de cuatro edificios con distintas plantas cada uno y un total de 24 viviendas.

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Vinazin fue constituida en junio del 2016 por el ahora presidente Daniel Noboa, con $ 9.999 de inversión, y por José Manzur, con $ 1, según registros de la Superintendencia de Compañías. Después de pasar por varios propietarios, finalmente Lavinia Valbonesi, actual primera dama, aparece como inversionista mayoritaria.

El Presidente Daniel Noboa, su esposa, socios y tres ministros en la ruta de un proyecto inmobiliario en la comuna de Olón

Pero estas acciones pueden realizarse porque el Ministerio del Ambiente otorgó, en enero pasado, un registro ambiental a la compañía Vinazin S. A. que resume lo siguiente: “Autorizar a Vinazin la ejecución de las obras de recuperación del espacio erosionado e invadido por el cuerpo de agua Estero Oloncito, la reconformación y protección del muro”.

El asambleísta oficialista Adrián Castro aseguró que todo es parte de un ataque político y que el proyecto no está dentro de un área protegida. Añadió que el proceso de regularización del proyecto se inició en septiembre de 2023 durante el gobierno de Guillermo Lasso. Con esto intenta desvirtuar un posible tráfico de influencias.

Estos son los tipos de trámites que se hacen en el Ministerio del Ambiente para viabilizar obras de diferentes tipos:

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Registro ambiental

De acuerdo al reglamento al Código Orgánico Ambiental, hay tres tipos de permisos: registro, certificado y licencia ambiental. El primero, que fue el que otorgó la cartera de Estado a la empresa, está enfocado en obras, proyectos o actividades con bajo impacto ambiental. Y para la obtención de este no es obligatoria la contratación de un consultor ambiental individual o empresa consultora calificada, según el artículo 428.

Esta misma normativa explica que, para que se pueda conceder este registro, se necesita cumplir varios requisitos como:

  • Registro en el Sistema Único de Información Ambiental del proyecto, obra o actividad a regularizarse.
  • Certificado de intersección; información del proyecto conforme el formulario emitido por la Autoridad Ambiental Nacional.
  • Pagos por servicios administrativos.
  • Informe de proceso de participación, en caso de ser aplicable, de acuerdo a la norma sectorial.
  • Otros que la Autoridad Ambiental Nacional determine en la normativa expedida para el efecto.

Cuando se cumpla con todo, según el artículo 429, el registro es emitido y publicado.

Certificado ambiental

Este documento también es para casos de proyectos, obras o actividades con impacto ambiental no significativo, pero no conllevan la obligación de regularizarse y puede ser emitido.

“Los operadores de las actividades con impacto ambiental no significativo observarán las guías de buenas prácticas ambientales que la autoridad emita según el sector o la actividad; en lo que fuere aplicable”, dice el artículo 426.

Licencia ambiental

Esta se autoriza para proyectos de mediano o alto impacto ambiental y los requisitos son más profundos. Se requiere un certificado de intersección; el estudio de impacto ambiental; un informe de sistematización del proceso de participación ciudadana; el pago por servicios administrativos; y la póliza o garantía por responsabilidades ambientales.

Además, es necesario poseer un estudio de impacto ambiental donde debe especificar las características del proyecto, las condiciones ambientales previa la ejecución, el análisis de riesgos y la descripción de las medidas específicas para prevenir, mitigar y controlar las alteraciones ambientales resultantes de su implementación. Todo esto está estipulado en los artículos 431, 432 y 433 del reglamento. Y hay otros artículos que detallan el plan de manejo ambiental y con más detalle qué debe contener ese estudio.

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“Los estudios de impacto ambiental deberán ser elaborados por consultores ambientales calificados y/o acreditados, con base en los formatos y requisitos establecidos por la Autoridad Ambiental Nacional en la norma técnica expedida para el efecto”, dice la normativa.

¿Fue correcto el registro ambiental en Olón?

Esterillo Oloncillo es el nombre del área donde se pretende levantar una parte de la construcción. Tiene 2,25 hectáreas y fue declarada en 2001, durante el gobierno de Gustavo Noboa (+) y en la administración de la entonces ministra del Ambiente, Lourdes Luque, como “bosque y vegetación protectores”.

Para el consultor ambiental Julián Pérez-Correa, el caso Olón recae en registro ambiental, pero asegura que se tiene que considerar otras condicionantes como un estudio de viabilidad ambiental al ser un bosque y vegetación protector.

“En cuyo caso el Ministerio del Ambiente tiene que revisar y aprobar qué tan viable es en base a la descripción de flora y fauna del sector y declarar si lo aprueba o no. Al ser estuario y manglar pudo haberse declarado la inviabilidad. Hay que solicitar ese informe técnico. Luego de eso, en caso de que si se apruebe y al haber vegetación, hay que hacer un inventario forestal y así mismo verificar la aprobación”, expresa Pérez-Correa.

Mientras, Óscar Echeverry, gerente general de Carbono Negativo, menciona que ese tipo de registro ambiental es fácil de sacar porque no se necesita de un consultor ambiental.

Ciudadanos están encima de los árboles para evitar la tala de los mismos. Foto: Holger Cruz.

“Simplemente se llena la información que necesita el SUIA (Sistema Único de Información Ambiental), se devuelve el certificado de intersección donde se demuestra que no interfiere con un patrimonio forestal y se hacen los pagos por los servicios administrativos. El mismo plan de manejo ya viene preconcebido en un registro ambiental extremadamente básico”, menciona Echeverry.

Echeverry asegura que la licencia es un proceso más complejo porque exige un estudio de impacto ambiental con todos los componentes. “Ellos (empresa Vinazin) declararon la construcción de viviendas porque si hubiese sido como hotel subía la categoría, pero al ser solo viviendas es un registro ambiental, fácil de hacer. Hay que estar seguros de que el proyecto solo sea viviendas. A veces son hoteles camuflados con viviendas”, apunta.

Echeverry enfatiza que, respecto a la tala de manglar, denunciada en estos días, no se puede autorizar. “Puede incluir la tala, pero el proponente del proyecto tiene que generar actividades de restauración. Esto puede superar las acciones complementarias por potenciales impactos a ecosistemas con gran biodiversidad e importancia”, señala.

Esta es parte de la zona donde se prevé construir un proyecto habitacional en una zona considerada ‘bosque protector’ en la comuna de Olón, Santa Elena. Foto: Cortesía de la Fundación La Iguana

En tanto, Cristina Reyes, ingeniera ambiental, sostiene el bosque protector esterillo Oloncito es parte de un subsistema del SNAP, y por lo tanto las coordenadas del proyecto debieron haber alertado al sistema que se debían exigir más requisitos.

“Una vez que te topas con que quieres construir en una SNAP, tienes que hacer el paso adicional de un informe de viabilidad ambiental”, dice y considera que el Maate debió haber requerido una licencia ambiental para el proyecto de Vinazin por sus intenciones de rellenar parte del estero y de cortar más de 50 árboles de algarrobo y posibles afectaciones al manglar, en vez del registro que obtuvo.

“Lastimosamente en este caso no hicieron eso. Dijeron no, sabes qué, es suficiente el registro ambiental, denle con la construcción. Con un registro ambiental no necesitas contratar a un consultor ambiental. No tienes nadie que te diga, oye, estás al lado del manglar, vas a pelarte 50 algarrobos, vas a rellenar el estero”, comenta Reyes.

Echeverry afirma que los manglares son los ecosistemas que ayudan frente a la lucha del cambio climático y es una pena su afectación. Lo correcto, según su criterio, es analizar si habrá un programa de restauración. (I)