En el Espacio Cultural Plaza de la Fuente en Plaza Lagos, estará hasta el día de mañana, 29 de julio, la exhibición Sin ser tan figuretti de Javier Gavilanes. El artista siempre ha encontrado la manera de transmitir la dominante influencia en su arte de los oficios tradicionales de su familia: la albañilería y la carpintería. Ha trabajado con materiales como concreto, hierro, cartulina y cinta adhesiva, para representar dichos oficios de forma figurativa, manteniendo la pulcritud y el minimalismo. 

En Sin ser tan figuretti, Gavilanes se aleja de lo figurativo; la misma consiste en paneles de madera cortados en distintas formas geométricas, sobre ellos perfectas líneas en pintura acrílica de colores vibrantes, y finalmente un acabado de vidrio líquido (poliuretano). Como acertadamente señala el Dr. Eduardo Albert Santos en el texto curatorial, las obras recuerdan a Frank Stella y Ellsworth Kelly, mismos que realizaban sus obras en lienzos; el dominio de Gavilanes sobre la ebanistería le proporciona ese distintivo particular a su obra. La popularidad del artista ha despuntado y esto se confirma con las ventas de la muestra, un éxito más para Nómada Proyecto de Arte.

Así también, en la terraza de la Biblioteca de las Artes, de la Universidad de las Artes (UArtes), se encuentra la galería de arte contemporáneo 4ta Pared, cuyo nombre alude a esa pared invisible del teatro que separa el escenario de la audiencia. Tanto la biblioteca como 4ta Pared aspiran a eliminar la mencionada delimitación para que el visitante asuma un rol activo en sus espacios. 

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Desde hace unas semanas en la galería se encuentra la muestra Nacido y criado: Tentativas para entrar al barrio. La exposición, curada por Lupe Álvarez, es el producto final del proyecto Brigada de Dibujantes, un laboratorio de dibujo itinerante, fundada por Ilich Castillo con el Instituto Superior Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE) de Guayaquil, en el 2014; estuvo inscrita como proyecto en el Departamento de Vínculo con la Comunidad del ITAE. Conformaron inicialmente la brigada estudiantes y luego artistas-docentes como Marco Restrepo, Jorge Velarde y Xavier Patiño hasta 2018. Contó con la importante participación de la entonces estudiante Diana Gardeneira y del antropólogo Carlos Terán, quien sistematizó la recopilación de información.

La colectividad de la brigada es evidente en la museografía de la exhibición, donde se dejan de lado los rótulos y las divisiones para no otorgar protagonismos. El producto es la interpretación grupal, sin embargo, todos los artistas son establecidas figuras y para quien conoce sus obras es fácil distinguir sus estilos. Existe una armonía estética entre colores, formas, rostros, arquitectura; se siente el barrio Cuba en el aire. La colaboración con la comunidad es evidente, por ejemplo, el morador Segundo Tábara fue el responsable de diseñar el mapa con el que se movilizaron los brigadistas por cuatro años, ya que –como comentan– el barrio es un rompecabezas. 

La emulación de una sala de una casa transporta al barrio; está estratégicamente ubicada en el área del edificio donde el piso es de vidrio e invita a reflexionar sobre la fragilidad de la comunidad. El barrio Cuba es más que el Camal, es más que un espacio percibido como foco de delincuencia, es un barrio de karatecas famosos y futbolistas, de madres que velan por sus familias, de trabajadores y de artistas. 

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Recomiendo visitar la Biblioteca de las Artes con una visita obligada a la galería 4ta Pared, asimismo, estar atentos a la muestra grupal del Proyecto NASAL, que se inaugurará en la Plaza de la Fuente en Plaza Lagos, el 1 de agosto. (O)