El viacrucis viviente de la parroquia de San Agustín convocó a cientos de devotos, pese al intenso sol que se registró este viernes, 29 de marzo.

Con sombrillas, gafas, gorras y sombreros acudieron los feligreses a la procesión que recorrió las calles Pedro Moncayo, Escobedo y otras vías del centro de la urbe, cercanas al Santuario de San Agustín.

La persona que representó a Jesús cargó la cruz durante el recorrido de las catorce estaciones que estaban ubicadas en las calles cercanas a la iglesia.

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Fieles recrearon la pasión de Cristo. Foto: José Beltrán/ El Universo Foto: José Beltrán

El trayecto salió desde este punto y volverá hasta el mismo sitio para la última estación. La caminata se inició pasadas las 10:00 y se prevé que dure hasta el mediodía.

Gonzalo Zúñiga, quien personificó a Jesús, caminó descalzo y sobre sus hombros llevó una pesada cruz de madera, mientras recibía los azotes de quien representó a un soldado romano.

Al personaje principal del viacrucis lo acompañaron unas 20 personas. Cada uno caracterizó a personajes bíblicos; otras dos personas también cargaron cruces más pequeñas junto a quien personificó a Jesús.

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La intención de la parroquia es recrear la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

María Delia Cruz llegó desde el barrio Centenario para participar en la romería. Ella acudió junto con su esposo y un nieto.

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”Estamos aquí para inclinarnos ante el Santísimo y pedir por la salud, por la paz del país”, señaló.

Entre sus manos llevó un ramo para, en la última estación, recibir la bendición del párroco, quien lideró el viacrucis.

Una de las escenas de la pasión de Cristo recreadas en el centro. Foto: José Beltrán/ El Universo Foto: José Beltrán

Otro devoto que acudió a esta actividad fue Homero Ludeña, quien tiene una malformación en las piernas. ”Yo vengo con la fe intacta de que me llegará la sanación que tanto he pedido desde hace cinco años, en que me detectaron la enfermedad que me empezó a deformar las piernas”, dijo el hombre, quien participó en los cánticos y oraciones que se elevaron en el desarrollo de la procesión.

Para dar realidad al recorrido, se esparció agua con tinta roja y se le colocó una corona que asemejaba a la que usó con espinas.

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Esta procesión, una de las tradicionales en este sector del centro de Guayaquil, tuvo el resguardo de uniformados de la Policía Nacional y de la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM).

Asimismo, acompañaron agentes municipales a bordo de las camionetas de la Empresa Pública Municipal de Seguridad. (I)