Un educador manabita a toda prueba por su talento, libros y opinión periodística propuso en El Diario, de Portoviejo, “¿Quién evaluará a Correa?”
Fue a fines de mayo. El responsable de la propuesta, maestro universitario y colegial: Douglas Vaca Vera. Como abogado que es tomó parte en la opinión referente a las evaluaciones que tanto ruido causan.
Vaca Vera recoge el sentir del profesorado manabita. Y aclara que no se teme a la evaluación. Lo que se teme es a las trampas al calificar en Quito los documentos. Pues, en anteriores procesos el misterio rodeó calificaciones ambiguas al viajar a las alturas burocráticas exámenes de acá. Y nunca los devolvió.
Los manabitas prepararán en La Rotonda de Portoviejo, un recinto para 5.000 personas cómodamente sentadas...
“¿Cuándo? Durante cualquier enlace presidencial de los sábados.
“Será un diálogo donde los académicos pregunten y el Presidente responda. Si el Presidente no lo hace satisfactoriamente, deberá renunciar a sus funciones. Si los académicos son derrotados dejarán sus cátedras”.
Para que exista nitidez de parte del profesorado que interrogará, Vaca Vera enumera las preguntas de la evaluación, pues debe estar libre de temas de doble sentido o esotéricos.
Los manabitas indican que si el Presidente desea escribir sus respuestas está autorizado a hacerlo con el instrumento que prefiera y no con el lápiz que el Ministerio exige a los educadores.
Igualmente, como el Ministro de Educación ha sido parte de tres gobiernos distintos, será evaluado. Algo de lo débil o de lo vigoroso de nuestro sistema educativo tiene que derivarse de un ejercicio ministerial tan prolongado.
Sobre tal medición Vaca Vera afirma: “Manabí quiere hacerla. Manabí puede hacerla. Si el actual Presidente quiere evaluar, entonces ese Presidente también debe ser evaluado. Porque todos somos iguales ante la ley”.
Debido a que la política educativa tiene bastante que ver con las luces que se desprendan del Ministerio respectivo para hacer bien o mal al Presidente, es lógico el interés por las respuestas del señor Ministro.
Sin embargo, considero que se ha llegado al extremo de una confrontación política que al Gobierno le hizo perder el control de la situación. Lo peor es esa belicosidad en algo que si se hubiera planteado con suficiente matiz académico y evaluación técnica, no se habría torcido como el país lo atestigua.
En verdad, a la evaluación correcta nadie teme. El clima de inseguridad que padece el magisterio se debe a que un conato de amenaza corrió por el ambiente. Y los educadores poseen un temple de carácter y un claro respaldo de las leyes que parece subestimó el poder gubernamental.
Manabí es tierra asombrosa en aquello de ser cuna y leche nutricia de maestras totalmente ejemplares. En lo que a mí respecta una vez más hago pública mi admiración por la sensibilidad del magisterio manabita en un motivo que por varios años he propuesto y desmenuzado ante profesores de varias provincias.
Se trata de corregir por el bien nacional y por equidad de género la enumeración machista y regionalista de valores intelectuales establecidos por el poder público como patronos o símbolos del magisterio nacional.
Cada 13 de abril se repite esa lista. No hay mujer en la misma. No hay un educador costeño. Todos son varones. Todos son interandinos.