En momentos extremadamente difíciles para los intereses internacionales se cruzan entre sí varios factores: la demanda de México contra Ecuador ante la Corte Internacional de Justicia, la demanda de Ecuador contra México ante la misma Corte y la ley de extradición aprobada, por primera vez y, además, directamente por el pueblo del Ecuador.

Todas estas cosas -qué triste- giran, o pueden hacerlo, alrededor de un personaje condenado por la justicia nacional. El objetivo del Gobierno de México es obtener que se reconozca el asilo político que concediera al condenado exvicepresidente Jorge Glas y llevarlo a México; el de Ecuador que se reconozca que el tal asilo se concedió en beneficio de un condenado por la justicia ecuatoriana. En el entretanto ha surgido un nuevo factor, la aprobación de una ley de extradición que permitiría al Gobierno de los Estados Unidos reclamar la entrega de esta persona, que es la manzana de la discordia de todo este enredo.

Para que esto tenga lugar solamente hace falta la decisión de ese Gobierno; eso tornaría en inútil la pretensión del presidente mexicano. Argumentos, los tiene a granel; justamente en el juicio al excontralor del Estado Carlos Pólit, un jurado de un Tribunal del Estado de Florida, en los Estados Unidos, lo encontró culpable de seis acusaciones, entre ellas, de una que incluye el caso de la constructora brasileña Odebrecht, donde se presentaron pruebas o, al menos, indicios, contra el exvicepresidente Glas, aun cuando el juicio no fuera contra él.

La de la extradición ha sido una política constante de los Estados Unidos: consiguió su aprobación en Colombia, a pesar de la tenaz oposición, soterrada, por supuesto, de los carteles de la droga. La extradición ha sido otorgada por varios gobiernos colombianos, incluido, hace poco, el del presidente Gustavo Petro.

La demanda de Ecuador contra el Gobierno mexicano es muy útil en el campo de la ética internacional, y puede influir en el ánimo, el criterio de los magistrados de la Corte Internacional de Justicia en el caso de la demanda internacional planteada por México.

La demanda planteada por Ecuador tiene dos objetivos principales: demostrar que el presidente Andrés Manuel López Obrador intervino en asuntos internos de la política ecuatoriana al poner en duda los resultados de la última elección presidencial en Ecuador; y que lo hizo para justificar la concesión de asilo diplomático a un condenado por la justicia ecuatoriana. Con esto, el Gobierno ecuatoriano puede iniciar una campaña de prensa internacional que demuestre que el Gobierno mexicano actuó únicamente para proteger a un miembro de la izquierda.

Ha sido muy bien recibido por la opinión pública el que se haya encargado la defensa de la demanda a un embajador de carrera, actualmente en funciones en el país sede de la Corte Internacional de Justicia, Países Bajos. Debería tomar nota el presidente Daniel Noboa de la nota de protesta de los funcionarios diplomáticos por esta maniobra en la Asamblea para rebajar de 35 a 30 años la edad mínima para ejercer una embajada. La persona impugnada contaría con la oposición de todo el servicio exterior: ¡Grave! (O)