Faltan diez días para que los ecuatorianos regresemos a las urnas y una vez más decidamos el futuro de nuestro país. Hemos entrado en la recta final de estas elecciones.

Ambos candidatos desperdiciaron uno de los momentos más importantes de este cierre de campaña: el segundo debate presidencial. En efecto, el papel de ambos presidenciables el pasado domingo ha dejado muchísimo que desear. Las respuestas de los dos fueron mecánicas y sin espontaneidad, lo que transmitió una sensación de poca sinceridad que es fatal para generar confianza en el electorado. Bien se dice que el carisma no es otra cosa que poder transmitir autenticidad. Más aún, los candidatos cometieron el peor pecado que puede cometer un político hoy en día: ser aburridos. Estoy seguro de que el 90 % de los espectadores cambió de canal antes de la mitad del debate. En un mundo dominado por Instagram y TikTok, el comunicador debe luchar por mantener la atención del votante promedio. Tanto Luisa González como Daniel Noboa fracasaron en este punto.

Más allá del debate presidencial

Que los candidatos no hayan aprovechado esta oportunidad es una verdadera lástima. Como quedó demostrado tanto en las elecciones pasadas como en esta primera vuelta, el electorado ecuatoriano ha madurado. Hoy en día, el votante ecuatoriano presta atención al intercambio de ideas, y los debates son el momento ideal para que los candidatos puedan exponer “en blanco y negro” sus propuestas en un formato dinámico. Fue justamente el excelente desempeño de Daniel Noboa en el primer debate aquello que, contra todo pronóstico, lo colocó en segunda vuelta. De haberlo replicado, habría probablemente sellado desde ya su triunfo en estas elecciones.

Pero la que perdió más el domingo pasado fue sin duda Luisa González. En efecto, si bien la candidata correísta se desenvolvió algo mejor que su contrincante, ella necesitaba una victoria arrasadora para cambiar el tablero electoral. Pese a sus numerosos errores de campaña, la mayoría de sondeos todavía tiende a darle una ventaja significativa a Daniel Noboa, por lo que es Luisa González quien no puede ofrecerse desperdiciar ninguna oportunidad. Dudo mucho que el debate haya alterado la intención de voto de prácticamente nadie.

Sin embargo, 10 días son 10 días, y en Ecuador es frecuente que las elecciones se decidan justamente en la última semana de campaña. Esto no ha terminado. Mal haría Daniel Noboa al confiarse en los sondeos, los cuales recordemos habían predicho una victoria aplastante del Sí en la consulta popular. Más aún, es seguro que la bancada correísta ha esperado justamente la última semana de campaña para revelar algún tipo de sorpresa de último minuto.

Estas elecciones serán determinantes para el futuro de nuestro país. De ganar Daniel Noboa, como parecen indicar las encuestas, quedará demostrado que el Ecuador definitivamente no quiere regresar al pasado y está dispuesto a darle la oportunidad a una nueva generación de políticos jóvenes. De perder, se abriría la puerta para que el correísmo regrese. Las apuestas son altas.

Estamos en la recta final, pero esto no se acaba hasta que se acaba. (O)