¿Cuáles son los problemas más urgentes que agobian a nuestro país? La seguridad sin duda ocupa el primer puesto, seguido de cerca de una letanía de problemas que incluyen la falta de oportunidades, la corrupción, el subempleo, la educación, nuestro agonizante sistema de salud, y nuestro esclerótico sistema de justicia. Todos estos son problemas graves, que en conjunto causan un sufrimiento indecible a millones de nuestros compatriotas.

Los números pintan un panorama desolador. Somos uno de los países con las tasas de homicidio más altas de la región, un país donde más de 5 millones de personas ganan menos de 3 dólares al día, y una nación donde una de cuatro mujeres ha sufrido violencia sexual. Este rosario de estadísticas del terror podría fácilmente alargarse, pero creo que los ecuatorianos no necesitamos que las cifras nos digan lo que nuestros ojos ven todos los días: el palpable dolor de quienes duermen olvidados bajo nuestros puentes, los futuros destruidos por la droga, y los charcos de sangre que tiñen a diario nuestras calles.

En tres casos la Asamblea ya declaró ‘improcedentes’ solicitudes hechas por jueces nacionales para autorizar enjuiciamiento penal de exmandatarios

Ahora bien, confrontados con esta auténtica postal del infierno, ¿cuál es la prioridad de nuestra nueva Asamblea Nacional? ¿Cuál de todos estos agobiantes problemas será el primero en ser afrontado? El país necesita saberlo. ¿Buscarán primero darle seguridad a nuestras calles? ¿Defendernos del narcotráfico? ¿Salvar a nuestros jóvenes de la droga? ¿Proteger a nuestras mujeres de la violencia? No, señoras y señores. Aunque suene a chiste la primera prioridad de nuestros flamantes nuevos asambleístas no es otra que continuar el juicio político a Guillermo Lasso, es decir, destituir a un presidente que ya no es presidente. Las mismas mentes “brillantes” que inventaron la figura del “peculado por omisión” (un sinsentido jurídico similar a hablar de un “soltero casado”) para iniciar este circo ahora tuercen y retuercen la Constitución para que el show no termine, pese a que el artículo 129 de la misma es clarísimo en que el juicio político solo procede contra un presidente que está en funciones.

Asamblea Nacional no censuró al expresidente de la República Guillermo Lasso, pero lo señala como responsable político de peculado

Campeones en encontrar la quinta pata al gato. Si nuestros asambleístas usaran tan solo la mitad de ese empeño y creatividad en resolver los verdaderos problemas de nuestro país, hace tiempo habríamos llegado al primer mundo.

Los ecuatorianos tenemos que tenerlo muy claro: Cada minuto que la Asamblea desperdicie prosiguiendo con esta mezquina farsa es un minuto que los asambleístas no han dedicado a resolver los verdaderos problemas de nuestro pobre país. Cada minuto desperdiciado en este triste circo es una auténtica bofetada a todos los ciudadanos quienes, a la postre, financiamos este espectáculo con nuestros impuestos. ¿No les da vergüenza?

Durante los últimos meses el Ecuador, pese a todos sus problemas, por lo menos encontró algo de paz mental cuando las sillas de la Asamblea Nacional se encontraban vacías y su ridícula cacofonía había quedado en silencio. Esos días lamentablemente terminaron. La cloaca ha regresado, y su olor es tan nauseabundo como el de antes. (O)