Imbabura, Esmeraldas, Azuay, Cañar, Pichincha y Loja son las provincias donde se han reportado más ingresos de niños y adolescentes a casas de acogida para menores de edad desde que se inició la pandemia del COVID-19 en Ecuador, según los registros del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES).

En total, desde marzo del 2020 hasta junio del 2021, se contabilizan 756 nuevos ingresos a los albergues. La cifra es mayor a los 739 menores que ya permanecían en sitios de acogida desde años anteriores hasta febrero del 2020, cuando el país empezaba a conocer los primeros casos del coronavirus. Representa un incremento del 102 % en apenas 15 meses.

Los motivos de los ingresos son diversos y las cifras, preocupantes. Por negligencia en sus hogares, 328 niños y adolescentes ingresaron a casas de acogida en el último periodo. Esta cifra subió frente a los 259 ingresos registrados entre el 2019 y febrero del 2020 por la misma causal.

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En la casa de acogida de la Fundación Henry Davis desde recién nacidos hasta adolescentes. Unos con procesos para ser adoptados, otros en espera de reinserción familiar. Foto: API

Entre las razones por las que los menores fueron separados de sus hogares desde que se inició la crisis sanitaria constan también el abuso sexual con 115 ingresos; maltrato, con 59; y trata, con 18. A estos se suman 65 que fueron abandonados por quienes debían cuidarlos, según datos del MIES, ente rector de las unidades de acogimiento institucional de los menores.

Según los datos del MIES, de los 756 nuevos ingresos de menores a casas de acogida, la mayor parte se concentra en las coordinaciones zonales 1 (Imbabura-Esmeraldas, con 145 casos), 6 (Azuay-Cañar, con 133 casos), 9 (Pichincha, con 117) y 7 (Loja-El Oro, con 102 casos).

Causales de ingresos de menores a casas de acogida desde marzo de 2020 hasta junio de 2021.

El confinamiento agravó la violencia intrafamiliar

El confinamiento debido a la pandemia agravó la violencia y maltrato tanto a mujeres como a niñas, niños y adolescentes. El ECU911 ha recibido más de 100.000 llamadas de emergencia relacionadas con el tema. Así lo asegura la organización internacional World Vision en su estudio “Diagnóstico sobre la situación de los derechos de las niñas, niños y adolescentes en el Ecuador, antes y después de la declaratoria de emergencia por COVID-19”.

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Según el estudio, el 39 % de la población ecuatoriana son niñas, niños y adolescentes y varios de sus derechos han sido vulnerados durante la pandemia. Incluso, el 31 % de hogares con menores consideró que el nivel de violencia en casa aumentó en este último año.

Además, muchos de los menores han perdido a sus padres o adultos encargados de sus cuidados debido al COVID-19, causando un impacto en su bienestar psicológico, salud física, rendimiento académico y su red social.

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La fundación Henry Davis acoge a menores que han sido descuidados o abandonados por sus padres. Foto: API

Durante la pandemia, por ejemplo, la Fundación Henry Davis recibió a 12 menores: 4 por abandono y 8 por negligencia y riesgo. En el primer grupo hay menores de 1 año de edad. Una de ellas fue encontrada en una quebrada en el sector de Pintag, los demás fueron abandonados en hospitales.

El maltrato y descuido de sus progenitores fue la causal de separación de los 8 menores restantes.

“La pandemia afectó de diferentes maneras, entre ellas las situaciones y los factores psicológicos que se desarrollaron dentro de la familia. Sin embargo, los ingresos que nosotros tenemos en la Fundación son por lo general por las mismas causales que en estos meses se han presentado”, asegura Daniela Pugo, psicóloga de la Fundación Henry Davis, a la agencia API.

Por otro lado, agrega, las restricciones de movilidad han afectado los procesos de reinserción familiar de muchos menores. Pugo explica que los pequeños no han podido recibir visitas de sus familias, por lo que la Fundación ha tenido que buscar los medios para que los menores no pierdan el contacto y el vínculo con su círculo más cercano. La Fundación Albergue La Dolorosa también recibió a dos niñas durante la pandemia, de 9 y 11 años de edad. Ellas ya cuentan con la declaratoria de adoptabilidad, pues estuvieron en otra casa de acogimiento que cerró, por lo que fueron reubicadas. Las niñas requirieron el acogimiento institucional cuando aún eran menores de 3 años de edad.

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Directivos de fundaciones piden a la comunidad colaborar con las organizaciones que apoyan a los albergues de menores. Foto: API

“Se debe considerar que el abandono de un menor no es solo cuando se lo deja en las calles; el abandono también es la despreocupación de satisfacer las necesidades vitales: alimentación, educación y salud. Es decir, negligencia”, comenta Marcelo Pacheco, director ejecutivo de Fundación Albergue La Dolorosa.

Otra causal muy común por la que reciben niños en esta casa de acogida es el consumo y abuso de estupefacientes y enfermedades de trastorno mental de los progenitores.

En Ecuador existen 2.415 menores privados de su medio familiar

La modalidad de acogimiento institucional se ejecuta en 86 unidades de atención a nivel nacional, de las cuales 9 unidades son de administración directa del MIES, con una cobertura de 280 menores. El Ministerio tiene 49 convenios de cooperación técnica-financiera con organizaciones de la sociedad civil que atienden a 1.661 menores. Y existen 28 centros privados, que no reciben fondos del MIES, que atienden a 474 niños más.

En la Fundación casa hogar La Dolorosa los menores continúan realizando sus estudios. Foto: API

Dentro de las Unidades de Atención existen menores desde dos meses de edad hasta 18 años y son de nacionalidades ecuatoriana, venezolana, colombiana, española, guatemalteca, peruana, china, americana, guineana, haitiana y boliviana.

Hasta mayo de este año, se registran 298 menores con declaratoria de adoptabilidad concedida, de ellos, 21 niños tienen entre 0 y 4 años de edad; 54 están entre 5 y 9 años; 173 tienen entre 10 y 15 años; y 49 tienen más de 16 años. Pero no todos los niños en estas casas esperan una familia adoptiva, pues hay menores que cuentan con medidas de protección de acogimiento institucional y se encuentran en procesos de reinserción familiar.

De acuerdo con información del MIES, la tendencia de las familias solicitantes en Ecuador es adoptar niños muy pequeños, sanos y solos, pese a ser informados de que la espera por un hijo con esas características puede prolongarse por tiempo indefinido.

El grupo más grande que espera asignación corresponde a los niños, niñas y adolescentes de 10 años en adelante. Además, el 69 % corresponde a grupos de hermanos y más del 43 % tienen enfermedades leves, moderadas y graves, lo que dificulta su adopción.

No todos los menores en las casas de acogida son elegidos para ser adoptados. Foto: API

Según Marcelo Pacheco, esta es una de las principales causas para que los menores permanezcan varios años en los albergues. La Fundación Albergue La Dolorosa que él dirige acoge a 24 niños, el 75 % de ellos están en condición de tener la declaratoria de adoptabilidad. “Son niños, niñas y jóvenes mayores a los 10 años, muchos de ellos están en grupo de 3 y 4 hermanos, algunos tienen discapacidad, por lo que son de difícil adopción”.

En el caso de la Fundación Henry Davis tiene dos niños con declaratoria de adoptabilidad y 5 que se encuentran en procesos judiciales para tener esta condición. De los primeros, uno es un niño de 10 años con discapacidad intelectual y la otra es una niña de 3 años y 11 meses. “Con niños de edades avanzadas sí se complica mucho la adopción”, confirman en ese centro.

Necesidades constantes

En la fundación casa hogar La Dolorosa requieren el apoyo de la comunidad para varias necesidades, como ropa, libros, víveres, etc. Foto: API

La pandemia afectó principalmente los ingresos económicos de las casas de acogida. En el caso de la Fundación Albergue La Dolorosa la disminución fue de un 10 % a un 15 %.

Miguel Moreira, director y representante legal de la Fundación Henry Davis, considera que aunque los ingresos económicos se redujeron las necesidades de estas unidades son las mismas desde antes de la pandemia: requieren víveres, ropa en buen estado, medicinas y el apoyo de pediatras, odontólogos y psicólogos. “Nosotros no tenemos subsidios en los servicios básicos, tenemos que pagar facturas altas de consumo de agua y luz”.

Ambas instituciones piden a la comunidad que apoyen a todas las organizaciones que hacen este tipo de trabajos: cuidar a niños y adolescentes que han tenido que ser separados de sus hogares. (I)