El grito de ¡Viva Milagro!, lanzado por el alcalde de esa ciudad, Francisco Asán, tuvo un eco ensordecedor de miles de personas que cubrían la mitad del estadio Los Chirijos. Fue el instante del clímax. Sonaron los juegos pirotécnicos y las luces resplandecían el cielo milagreño. El público aplaudía, gritaba. En la amplificación sonaba una canción dedicada a la ciudad y cientos de globos de diversos colores iban al cielo.