Hernán Galíndez reside desde el 2012 en Ecuador y en el 2019 obtuvo, luego de una larga espera, el documento que lo acredita como un ciudadano ecuatoriano más. Pero como el propio guardameta lo manifestó, no lo hizo para liberar un cupo de extranjero en el equipo donde brinda sus servicios (Universidad Católica), sino “porque amo este país” y “me dio cosas que Argentina no”. Además, el futbolista aseguró que cuando deje la actividad profesional se quedará viviendo en Ecuador con su familia.
Las buenas noticias no dejaron de llegar para Galíndez luego de recibir su carta de naturalización. En octubre de 2020 fue convocado por primera vez a la selección ecuatoriana para la doble fecha de eliminatorias ante Argentina y Uruguay, y desde entonces ha sido llamado con regularidad por el DT Gustavo Alfaro. Es parte de la nómina de la presente Copa América y desde la tercera jornada de la fase de grupos no ha soltado la titularidad defendiendo el pórtico tricolor.
Publicidad
Nacido en Rosario fue vecino de Lionel Messi, con quien se volverá a reencontrar este sábado en los cuartos de final de la Copa América.
“Cuando decidió dejar de ser delantero para empezar a ser arquero de Alianza Sport, Messi le convirtió el primer gol en su nuevo puesto”, relata el diario argentino La Nación, al que el guardameta le aseguró que “Ecuador me cambió la vida”.
Publicidad
“Siempre digo que con Messi nunca fuimos amigos, pero sí nos cruzábamos mucho adentro de la cancha. Tenemos la misma edad y vivíamos muy cerca, en la zona sur de Rosario. Messi siempre estaba en los equipos que salían campeones o peleaban por el título. Tengo esa anécdota de que me convirtió el primer gol que me hicieron en mi vida. Compartí más con Ángel Di María en las inferiores de Rosario Central, también algo en la reserva”, recordó Galíndez.
Con 33 años, el cancerbero siente que Ecuador fue una segunda oportunidad que le dio el fútbol y la vida después de vivir un capítulo oscuro en su carrera: el descenso con Rosario Central, en 2010.
“Yo sé que no estuve a la altura de las circunstancias en esos dos partidos de la Promoción contra All Boys. No los volví a ver nunca más. Son los únicos de mi carrera que no volví a ver. No tenía 15 partidos en la primera de un equipo grande como Central; Fatu Broun se había roto los ligamentos cruzados de una rodilla. Me tocó entrar a mí. No respondí como debía en un equipo que tenía a Guillermo Burdisso, Braghieri, al Yacaré Núñez, Lucho Figueroa, Milton Caraglio. Leo Madelón era el técnico. Todos muy jóvenes, había un promedio de 22 años, contra los 28 de All Boys”, relató Galíndez.
Hoy reconoce que “tal vez no estaba preparado para afrontar esos partidos”, pero que la juventud no le permitió darse cuenta de aquello. También tuvo que pasar por un incómodo momento cuando lo amenazaron a él y a su abuela de 80 años, también pintaron una pared de la casa de su hermano. Por estas razones, decidió salir de Rosario. “Mucha gente de Central me escribe, me dice que tendría que pensar en una revancha, pero volver no es algo que se me pase por la cabeza”, sostiene.
Todas estas circunstancias le causaron mucho daño al futbolista, a tal punto de haberse descuidado físicamente y aumentar de peso. Sin embargo, “gracias a Dios, al destino y a todo lo que se pueda agradecer”, Ecuador tocó las puertas de su vida.
“En la (Universidad) Católica empecé de nuevo la carrera de jugador. Hoy miro hacia atrás y me da felicidad haber superado esos momentos muy duros. Si hace 10 años venía alguien y me decía ‘quédate tranquilo que vas a jugar en la selección de Ecuador’, yo hubiese pensado que estaba totalmente loco. Para mí era imposible. Por eso hoy trato de disfrutar cada momento, con mis compañeros, en cada concentración, cada viaje. Para mí, representar Ecuador es un orgullo muy grande porque Ecuador me dio, entre tantas cosas, la posibilidad de volver a jugar al fútbol que no tenía en la Argentina”, se sinceró Galíndez.
Al ser consultado si le preguntará a Lionel Messi si recuerda aquellas épocas en las calles de Rosario, Galíndez respondió: “No sé, siempre lo veo muy respetuoso. Veía el gesto que tuvo con el arquero Lampe después del partido con Bolivia. Si tengo la oportunidad de cruzármelo, quizá intercambie algunas palabras, pero mi cabeza está puesta en ganar el partido”.
El cancerbero se siente muy feliz por el cariño que le han transmitido los hinchas ecuatorianos en las redes sociales, sin importar el color de la camiseta. “Cuando subí la foto del mano a mano que le tapé a Gabigol, en un rato tuvo más de 20.000 me gusta. Me escribe gente de Barcelona, de Emelec, de Quito, de todos los lugares de Ecuador. Eso es lo más lindo que me puede pasar”, admitió.
Finalmente, Galíndez dejó su reacción en el caso de que llegue a atajarle una definición a Messi. “Ah, esa foto sí que la subo. Sería una revancha del gol que me hizo cuando teníamos 5 años”. (D)