Las operaciones armadas del ejército de Israel en Palestina no han podido escapar a la era de la información. El conflicto ha sido transmitido en tiempo real no solo por los medios de comunicación, sino por millones de personas en todo el mundo. Una de las reacciones ha sido la insurrección universitaria masiva en los Estados Unidos en contra de la política exterior del presidente frente al Oriente Medio.

Los estudiantes de muchas universidades estadounidenses, entre otras, aquellas que siempre han aparecido como las más prestigiosas, han desplegado un variado repertorio de protesta para oponerse al apoyo militar de Washington a Israel y para denunciar las conductas del ejército de ese país, así como la política del Gobierno como causas de genocidio. Las respuestas para contener el activismo estudiantil han sido varias, desde el despliegue policial para el desalojo, hasta sanciones académicas en varios centros de educación, y el argumento central ha sido acusar a los movilizados de antisemitismo. Pero, ¿qué implica ese concepto?

La Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto, una organización intergubernamental de 35 países, define el antisemitismo como “una cierta percepción que puede expresarse como el odio a los judíos”. Hay varios criterios que acompañan la definición, por ejemplo: justificar la muerte de judíos por razones ideológicas, deshumanizar a los judíos, estereotiparlos como conspiradores, negar el genocidio, negar el derecho a la autodeterminación de ese pueblo o considerar al pueblo judío como responsable de las políticas de Israel.

La policía desmanteló una protesta y arrestó a varios activistas en la universidad de Los Ángeles

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El deplorar las políticas del gobierno de Tel Aviv no es necesariamente antisemitismo. De hecho, hay muchos activistas de origen hebreo, judíos de cultura y religión, que se oponen al primer ministro israelí y a su guerra en Gaza.

La persecución a los judíos y el antisemitismo son una construcción ideológica que proviene de la antigüedad, pero que se erige como imagen étnica y religiosa en los días más oscuros de la Edad Media cristiana. El pueblo judío era una comunidad diferenciada, dispersa por varias regiones y unida por tradiciones y religión. La ausencia de tolerancia religiosa construyó el mito de asesinos de Cristo; sus capacidades administrativas, el de la codicia, y las diferencias religiosas, el de brujería. A lo largo de la historia esos prejuicios justificaron acoso, asesinato, despojo en varios países y sociedades. Esos atavismos antisemíticos justificaron el exterminio de la II Guerra Mundial, y un sinnúmero de conductas racistas todavía vigentes en muchos lugares, pero no es eso lo que persiguen ni inspira a los estudiantes universitarios estadounidenses.

Lo que los estudiantes demandan es que el Gobierno de los EE. UU. deje de proporcionar armas al Gobierno de Israel con las que pueda atacar a la población civil, y requieren de sus universidades específicamente que suspendan las inversiones y proyectos conjuntos con compañías y centros que se estén beneficiando de la venta de tecnología o sistemas de armamentos usados en una guerra con tantas víctimas civiles. Eso no se parece al prejuicio medieval, ni al de los nazis… y tampoco es racista. ¿Es antisemitismo? (O)

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