Fue un ayuno de solidaridad. Por los muertos, por los desaparecidos, por Filipinas. La tragedia que vivió este archipiélago asiático, provocada por Haiyan o Yolanda (como se lo conoce en español), uno de los tifones más devastadores, ensombreció el inicio de la 19ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en Varsovia (Polonia).

Delegados de 189 países se dieron cita en esta nación (del 11 al 22 de noviembre) para llegar a acuerdos que frenen el cambio climático, sin conseguir mayores compromisos.

Japón, el quinto país con mayor emisión de gases contaminantes, anunció un retroceso a lo comprometido. Para el 2020 solo reducirá el 3,8% de sus emisiones. El argumento es que el accidente de marzo del 2011 en la central atómica en Fukushima, ocasionado por un terremoto y un tsunami, provocó la suspensión de 50 centrales nucleares a nivel nacional.

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Según un estudio de Greenpeace, Japón puede lograr una reducción de emisiones de más del 20% sin depender del sector nuclear. Australia también anunció una reducción de solo un 5%. A estas noticias negativas se sumó Brasil, tras conocer que la tasa de deforestación aumentó a un 23% en el 2012.

El incremento es una señal de alarma para el país sudamericano que se comprometió a mantener la reducción de la tala del bosque amazónico, la mayor reserva de biodiversidad y agua dulce del planeta, como parte de su esfuerzo para combatir el cambio climático.

Al final, los negociadores trataron de alcanzar los principios de un acuerdo para 2015, pero la negociación se entrampó sobre quién debe hacer qué, cuándo y cómo.