Si bien la Ley de Eficiencia Económica y Creación de Empleo enviada por el presidente Daniel Noboa contiene disposiciones positivas respecto de la creación de zonas francas, hay otras que parecen perjudiciales. Consideremos el caso de la autorretención de hasta el 3 % de los ingresos de los llamados “grandes contribuyentes”.

Vamos a empezar por lo básico. Los ingresos de una empresa, esto es, sus ventas no son proporcionales a sus ganancias. Hay casos en los que a pesar de que las ventas de una empresa aumenten, no han aumentado lo suficiente para compensar el incremento de sus costos de operación y, por ende, obtiene un resultado negativo.

Esto no es algo hipotético. De hecho es lo que les ha sucedido a varios productores de camarón durante este último año: la ralentización de la economía china ha inducido una presión a la baja sobre la demanda mundial del crustáceo conforme los productores ecuatorianos se han vuelto cada vez más eficientes, logrando producir cada vez más camarón. La abundancia de camarón, la menor demanda global, un alza de costos como el combustible (cuyo subsidio se eliminó para esta industria, como debería ser eliminado en su totalidad), todos son factores que resultaron en un año complicado para el sector. Variaciones inusuales en el clima y en el agua los han llevado a reconsiderar su manera de producir y en muchos casos han tenido que readecuar sus instalaciones o contratar más personal y/o insumos para evitar perder plata frente a las nuevas condiciones del mercado.

Vivimos en un mundo naturalmente incierto. Los empresarios, por lo tanto, no pueden saber con certeza cuál será su resultado de antemano. Pero en el mundo fantástico de la administración pública, se les pide a las empresas que más impuestos pagan en el país que supongan que tendrán un resultado positivo y prescindan de solo un 3 % de su liquidez para atender las necesidades siempre primordiales del fisco.

“Solo un 3 %” no suena grave, pero puede ser la gota que derrame el vaso para algunas empresas y la pregunta no es tanto el porcentaje, sino en qué parte de la economía rinden más esos recursos. Una camaronera que enfrenta una crisis en su modelo de producción y debe reaccionar rápidamente incurriendo en inversiones y gastos nuevos para sobrevivir, se verá obstaculizada en sus esfuerzos y muchas puede que no lo logren o se vean en la necesidad de reducir su producción y/o creación de empleo para atender al fisco.

Según Census Consultores, las empresas que prescindan de estos recursos para atender la liquidez del sector público recién podrían esperar obtener cualquier saldo a su favor de vuelta en 2025, cuando ya entraría otro gobierno. Esto genera incertidumbre con justa razón, puesto que habría que ver si el próximo gobierno estaría dispuesto a devolver los saldos a favor de las empresas o si las empresas afectadas seguirán en pie hasta eso. Todo esto para mejorar el flujo al fisco, pero no necesariamente los ingresos porque estos pueden caer debido a esta y otras medidas que obstaculizan el crecimiento económico, las inversiones y la creación de empleo.

El equilibrio fiscal sí importa, pero para no sacrificar el objetivo principal que es el crecimiento, este se debe buscar mediante una reducción del gasto. (O)