Para llegar a un puerto lejano, hay que transitar por muchos pasos intermedios; y, si estos pasos no son acertados, nunca encontramos la ruta.

Eso sucede a los países: quieren llegar a un objetivo, “que su gente viva mejor”, pero para eso deben tomar decisiones sensatas que lo permitan. Y Ecuador no logra encontrar ese sendero.

Dolarización y finanzas públicas

Estamos lejos de nuestro puerto, que implicaría al menos “que más de la mitad del empleo sea adecuado (hoy 34 %) y que la parte baja del ingreso promedio de las personas permita al menos alcanzar la canasta básica”. Y para eso hay muchas cosas:

Uno. Ahorro, que es la base del desarrollo de personas, empresas o países. Estamos dentro del promedio de los países del continente. Pero se va debilitando una de las principales fuentes de ahorro, como es el sistema de jubilación (más allá de que la gente se esfuerza increíblemente cada día para guardar algo para su vejez y sus hijos). Reforma indispensable; si no, el sistema entrará en quiebra progresiva en tres o cuatro años.

Pero cuidado: si no hay un entorno razonable, eso se puede convertir en frustración y violencia.

Dos. Inversión. Estamos también dentro del promedio, pero una parte de eso ha sido (al menos entre 2007 y 2017) una inversión estatal de muy baja calidad y a costos altísimos. Además, en el sector privado, que cuida y utiliza mucho mejor sus recursos porque son fruto de su esfuerzo, una parte no despreciable está en el sector inmobiliario, que no genera realmente más productividad.

Los impuestos y la consulta

Tres. Productividad. ¿Cómo utilizamos los recursos para generar más valor en ámbitos diversos: económico, social y más (Justicia, Policía, etc.)? Obviamente, bastante mal. En lo económico, somos bastante buenos en muchos productos, como camarón, banano o flores, pero desgraciadamente son productos de valor bastante bajo. Con 8 millones de trabajadores (no importa que algunos tengan empleos de muy baja calidad; eso es lo que tenemos) se genera un PIB de 120.000 millones de dólares, o sea, 1.200 dólares al mes por trabajador, que se deben repartir entre capitalistas, trabajadores y gobierno, muy poco. Y si tomamos en cuenta no el PIB sino las ventas, que son más o menos el doble, pues, tenemos 2.400 dólares al mes por trabajador, igual poco. Sin duda, la gente hace un esfuerzo fantástico cada día, pero el resultado es insuficiente.

¿Cómo financiar al Gobierno? (2)

Cuatro. Instituciones. Son los mecanismos explícitos e implícitos de cómo funcionamos juntos. Lo primero es, por ejemplo, la Justicia, la Policía Nacional o la Asamblea Nacional. Lo segundo es la confianza, las relaciones corruptas, el respeto mutuo e incluso el tráfico. Nuestra manera de relacionarnos es altamente negativa. Mejorarlo requiere en muchos casos más de cambios en actitudes que en leyes (¡ay, nuestra obsesión legal!). Pero en ciertos casos sí son leyes: por ejemplo, para tener un mejor mercado laboral, o para impulsar petróleo y minería (y matar la ilegal), o para tener un Estado menos obeso y más eficiente.

Cinco. Demografía. Ciertamente es positiva, pues tenemos una ventana demográfica positiva: dos tercios de la población en edad de “empujar el carro”. Pero cuidado: si no hay un entorno razonable, eso se puede convertir en frustración y violencia.

¡Sí, debemos poder! (O)