Corregir lo que no estaba bien, evitarle daños al país y preservar la personalidad del Ecuador es lo que se ha conseguido con la madura decisión gubernamental de no enviar armamento de Rusia, a través de los Estados Unidos, para que Ucrania combata a Rusia, como se anunció inicialmente.

Es duro rectificar, inicialmente, pero luego es honroso e inspira confianza a la ciudadanía. El no rectificar nos hubiera valido una benévola sonrisa de la potencia del norte, pero habríamos dejado de ser militarmente neutrales en una guerra entre gigantes sin relación con nosotros: Rusia enfrentada con Ucrania, respaldada esta con dinero y armamento de los Estados Unidos y toda Europa, es decir, por la OTAN, integrada por más de treinta países. Y las posiciones militares se ven estancadas, con leves variaciones.

Pragmatismo en un mundo fracturado

El presidente Rafael Correa suprimió, en la práctica, la Junta Consultiva de Relaciones Exteriores, que daba su opinión e ilustraba al canciller y, a través de él, al presidente de la República sobre los más delicados temas de las relaciones internacionales; daba también su opinión sobre los nombramientos de embajadores. Cómo habría sido de útil una opinión así en este caso del armamento ruso.

En cuanto a nombramientos, es preocupante y nocivo que la Cancillería haya designado para representar al país ante el Gobierno de los Estados Unidos solamente a una encargada de negocios, porque la persona escogida para embajadora no tiene la edad de 35 años requerida para esa trascendental función, ni tiene experiencia. Esto es muy grave, porque por falta de rango no la van a recibir ni ministros ni senadores ni representantes; la recibirán, solamente, los secretarios de estos altos funcionarios. Un deterioro de la relación, casi una ofensa a la gran potencia. Con esta tenemos muchas cooperaciones comerciales y políticas y, desde hace varios años, colaboración en la lucha contra las drogas.

Ecuador no enviará material bélico a ningún país que esté en conflicto armado

Señalemos que, en general, el presidente del Ecuador no debería exponerse en el manejo directo de estas negociaciones; en esto del armamento ruso, no hemos visto que intervengan ni el señor Vladimir Putin ni el señor Joe Biden, jefes de Estado de Rusia y los Estados Unidos, respectivamente. Esta experiencia hace nuevamente evidente que necesitamos de una Junta Consultiva de Relaciones Exteriores, como existió hasta que el presidente Correa la descartó y solamente imperó su voluntad; esa junta estuvo integrada por conocedores del derecho internacional, independientes del Poder Ejecutivo.

Los ciudadanos hemos asistido a algunas de las particularidades de las negociaciones diplomáticas. También, a la dramática experiencia de ver cómo los cultivadores de claveles destinados al mercado ruso los lanzaban, despechados, al ganado vacuno; y eran pequeños agricultores. El Gobierno debería compensarlos por las pérdidas sufridas. Como la semana pasada el presidente despachaba desde la Gobernación del Guayas, pudimos asistir a la competencia entre los embajadores de las dos grandes potencias: Estados Unidos y Rusia. Entraba el uno y luego, por separado, el otro. Al final, la sensatez triunfó. (O)