Requiere de mucho valor empacar algunas pertenencias para emprender un viaje que promete asegurar el derecho humano más básico: la vida. Esto han tenido que hacer miles de personas refugiadas que han llegado a Ecuador en búsqueda de un lugar donde reconstruir sus vidas, lejos de la violencia.

Desde 2001, Acnur y el mundo conmemoran el Día Mundial del Refugiado como un recordatorio de que aún hay un camino que recorrer para que ninguna persona tenga que huir de su país porque su vida corre peligro. Esta tarea se hace cada vez más larga por las innumerables circunstancias que rompen con la paz y la seguridad.

Un ejemplo de ello es la experiencia de Arlyn, una mujer colombiana. Ella no solo tuvo que huir del conflicto armado de su país, sino que también tuvo que sobrevivir a la violencia de su pareja sentimental. Al llegar a Cuenca, encontró esperanza en el albergue Casa María Amor. Aquí, se convirtió en una mujer emprendedora, creativa y alegre. Con más de diez años trabajando para ayudar a más sobrevivientes de violencia, sigue con la certeza de que la solidaridad es clave para cambiar las vidas de mujeres que, como ella, vieron al amor convertirse en golpes y los elogios en insultos.

Acnur apoya los esfuerzos de Ecuador para brindar asilo a las personas refugiadas desde el año 2000. Históricamente, más de 74.000 personas han sido reconocidas como refugiadas y más de 500.000 personas refugiadas y migrantes de Venezuela han encontrado en Ecuador un lugar para recomenzar sus vidas. Ecuador y sus ciudadanos han confirmado su solidaridad con las personas que huyen de sus países, promoviendo que puedan satisfacer sus necesidades básicas y su integración con las comunidades de acogida.

Proteger a las personas refugiadas implica recibirlas con empatía. La solidaridad no requiere leyes ni estrategias complejas de integración; basta con escucharlas, valorar su trabajo, reconocer sus experiencias y su gran potencial. Ecuador ha sido un país históricamente solidario con las personas refugiadas, siempre manteniendo sus puertas abiertas para acogerlas con respeto y empatía.

Las personas refugiadas pueden aportar al desarrollo económico del Ecuador. Por ello es necesario permitir su integración y su acceso a las diferentes oportunidades. En este sentido, es importante resaltar el proceso de registro y regularización que lleva adelante el Estado ecuatoriano. Con él, alrededor de 200.000 personas refugiadas y migrantes tienen la posibilidad de regularizar su estatus en el país. Al acceder a este tipo de documentación, un derecho fundamental, se les abre la posibilidad de encontrar un empleo digno y estable, acceder a la seguridad social, registrar sus emprendimientos y, con ello, aportar al desarrollo del país a través del pago de impuestos y la generación de fuentes de empleo.

En este Día Mundial del Refugiado, Acnur quiere tocar las puertas de las y los ecuatorianos e invitarles a sumar esfuerzos que incluyan a las y los refugiados en todo ámbito de la sociedad. Esperamos que, en este día, todos y todas podamos unirnos para que las personas refugiadas puedan encontrar esperanza lejos del hogar. (O)