El presidente Daniel Noboa ha ratificado su decisión de ser candidato a la reelección en un escenario que se ha vuelto propicio. La militarización de las cárceles poniendo fin a su condición de centrales del narcotráfico es un éxito. Lo propio mantener a las Fuerzas Armadas en una continua movilización de control en las barriadas de más alta peligrosidad del país.

A resultas, los índices de criminalidad se han desplomado y por primera vez en mucho tiempo renace la esperanza de recobrar la paz social. Tres meses de mano firme han develado la inoperancia del Gobierno anterior que en dos años ocho meses fue incapaz de garantizar la seguridad ciudadana.

Con esta dinámica todo hace pensar que la consulta popular del 21 de abril será favorable al presidente Noboa, brindándole un renovado capital político para la continuidad de su mandato. Aunque lo previsible es que, promediando el final de mayo, cuando se inicia el año de cierre de su corto periodo, empiece a depender de la suerte de otro factor que condicionará su popularidad: la marcha de la economía.

La presentación de la proforma presupuestaria del 2024 deja muchas interrogantes sobre sus proyecciones. Un crecimiento de apenas 0,8 % anual significará la continuidad de la prevalencia del empleo informal sobre el formal, a la vez de la tendencia de familias ecuatorianas desesperadas a migrar rumbo a los Estados Unidos.

La aplicación de la reforma tributaria y sobre todo del IVA al 15 % a partir del 1 de abril tendrá un impacto sobre el consumo e inevitablemente un efecto recesivo. Sin embargo, tampoco hay muchas opciones ante el descalabro de las finanzas públicas.

En la proforma se prevé que el Plan Nacional de Inversiones, PNI, será de 1.734 millones de dólares, una fracción de lo que se invertía durante el boom petrolero del correísmo (entre los años 2007 y 2013), que al acabar dio paso a un periodo desenfrenado de deuda pública externa e interna que inercialmente nos ha llevado a la presente ruina.

Cabe reiterar que la única forma de compensar la falta de inversión pública es a través de la inversión privada.

Por citar, hay diez proyectos de Energías Renovables No Convencionales, ERCN, por 800 MHZ, que están firmados, representando una inversión de 1.000 millones de dólares. Pero el Ministerio de Economía y Finanzas, MEF, no encuentra la fórmula para garantizar el pago de la energía generada que se entregará a las once distribuidoras estatales. Es el desafío que tiene entre manos el Gobierno, que no debe dejarse estorbar por el burocratismo y estatismo prevaleciente en la institucionalidad del sector público.

Un factor que coadyuva a la gobernabilidad en este irregular entorno es la buena relación que se ha articulado entre Ejecutivo y Legislativo, especialmente entre el presidente Noboa y el presidente de la Asamblea Nacional, Henry Kronfle. Sin duda, se mantuvieron en concierto para torpedear el proyecto de reformas al Código Orgánico Integral Penal, COIP, promovido por el correísmo en su siniestro objetivo de impunidad.

Ante el escenario electoral que se aproxima, el éxito de la seguridad no será suficiente. Es el concepto del Plan Fénix plus para impedir que la narcopolítica vuelva al poder. (O)