Algo huele mal en Dinamarca. La frase, recurso de William Shakespeare para reflejar la podredumbre moral de aquel reino en el 1600, es utilizada para evidenciar sospechas de que algo anda mal, está torcido y apesta en determinada institución, situación o negociación. Y la he seleccionado para alertar que, en una agencia de trámites de visas, algo está torcido.

Había planificado un lejano viaje al Oriente Medio que, por razones de salud, exigía un paso estratégico por Barcelona. Tanto para el destino (Nueva Delhi) cuanto para la escala se requería tramitar las visas: los documentos se tramitan en línea, mediante plataformas digitales especializadas.

Con un tiempo prudencialmente seguro de cuatro meses previo al viaje inicié el trámite del visado para España: acceder, los miércoles a las 14:00, a una página donde se generará el turno para la cita de entrevista personal. Primera semana, nada. Primer trimestre, nada. La página no se abría, los cupos no se ofertaban.

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Apremiado porque la fecha de viaje se aproximaba, y un poco por curiosidad periodística, inicié consultas en agencias, conocidos, desconocidos, viajeros frecuentes, turistas, estudiantes de intercambio, tramitadores, etc. Y la punta del ovillo empezó a desenvolverse.

Hay quienes sugerían tramitarlo con agencias que por $ 60 intentan pescar una cita. Hay quienes lo hacen por montos más elevados, pero sin garantía de visado. Pero si se les ponen más ceros a las cifras, más fácil se ve el salto del gran charco.

Para presentarse a una cita de visado, se debe tener adquirido al pasaje aéreo y definidos los sitios de hospedaje, y esa es una inversión que se pone en riesgo ante la imposibilidad de conseguir un cupo. Semanalmente, y durante tres meses, intentamos acceder a ese portal que nunca se abrió. Ya de tanto consultar uno termina por sumergirse en las profundidades de la extorsión, en el mundo paralelo de la corrupción que nos agobia como ciudadanos atenazados por tramitadores de los servicios públicos, asaltados por agentes de tránsito, esquilmados por inspectores municipales…

Seguramente hay sobredemanda de visas y quizá se ha naturalizado la extorsión como requisito de viaje...

La primera sugerencia descabellada que recibí fijaba en $ 600 un cupo sin garantía de visa. Hay quienes ofrecen devolver hasta el 70 % del costo si es que no se consigue el cupo. Hacerlo con garantía de visado es más costoso: $ 2.000 y una fotografía del pasaporte al inicio del trámite, y $ 2.000 más el día previo a la cita. Fue la propuesta más costosa de ese submundo de tramitadores, extorsionadores y cínicos.

Aunque la solución honesta y costosa fue adquirir pasajes por una ruta que evite la Madre Patria, me propuse hacer pública esta denuncia que evidencia la tendencia de poner trabas a los trámites, para luego poner precio a las fórmulas de desbloqueo de trabas.

Guardo en mi celular el diálogo sobre los costos de obtener “una visa por la izquierda”. Este diálogo se hizo a través de un intermediario que sucumbió ante la “propuesta extorsiva”. Seguramente hay sobredemanda de visas y quizá se ha naturalizado la extorsión como requisito de viaje; pero me resisto a involucrarme.

Algo huele mal en Dinamarca y en el trámite de visas a España. (O)