El 20 de agosto tendremos una oportunidad histórica y democrática de decir Sí a la vida en el Yasuní, parque nacional creado en 1979 en territorio huaorani, sin el consentimiento de ese pueblo ni estudios previos.

Sí a la vida de los pueblos indígenas amazónicos, de los aislados voluntariamente y de los contactados. Los tetete y sansahuari desaparecieron por la acción de los depredadores de los recursos naturales. Se ha evidenciado por el propio Estado la presencia de los pue blos no contactados, tagaeri, taromenane, reducidos por la “civilización” y una nueva “familia”, advertida por los pobladores, los dugakairi, por la delimitación de su zona intangible. Ahora, sin embargo, el registro de las señales de su presencia es de información confidencial, para que no descubramos que existen en el bloque 43 de la zona ITT del Yasuní, materia de la Consulta Popular del 20, tal como indígenas huaorani han contado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, porque la Constitución prohíbe las actividades extractivas en los territorios de pueblos de aislamiento voluntario. La Corte Constitucional, por su parte, resolvió que, de ganar el Sí, deberá el Estado adoptar medidas sobre las tierras ancestrales.

Nemo Guiquita, huaorani dirigente de la Confenaie, dice que, como los taromenane y tagaeri, vive en el bloque 43; que los primeros habitan cerca de las plataformas petroleras y el ruido infernal que emiten afecta a sus comunidades. Denuncia, entre otras cosas, las múltiples enfermedades causadas por la actividad petrolera, que no pueden consumir el agua de los ríos y deben beberla de los tanqueros. Se ha señalado que solo en el bloque 43 ocurrieron 22 derrames de crudo entre el 2012 y el 2022, reconocidos por el Ministerio del Ambiente.

Graves son las condiciones de vida de los pobladores orientales: en Orellana y Pastaza, las provincias donde está el Yasuní, la pobreza ascendía en 2021 al 55,6 % y 52 %, respectivamente. Sus indicadores de analfabetismo, falta de servicios básicos, desnutrición infantil, etc., son mayores al promedio nacional.

Los ingresos económicos que dejaría de percibir el Estado si vence el Sí son inferiores a los que ganaría si cobrara las deudas tributarias...

En 1989 el Yasuní fue declarado reserva de biósfera del mundo por la Unesco y es uno de los lugares de mayor diversidad planetaria. No podemos perder eso, que siga deforestándose la zona, que desaparezcan especies animales y plantas, que disminuya el agua dulce. El petróleo es fósil que patentiza la megadiversidad. Combatir el calentamiento global es responsabilidad de todos.

Los ingresos económicos que dejaría de percibir el Estado si vence el Sí son inferiores a los que ganaría si cobrara las deudas tributarias, dejara de dar incentivos y exoneraciones y emprendiera otras actividades rentables. Petroecuador informó a la Corte Constitucional que el lucro cesante sería mucho menor que el que ahora proclama en su propaganda. Los empleos que se perderían son precarios y temporales, pueden ser sustituidos. Alberto Acosta, expresidente de la Asamblea Constituyente, manifestó: “Es más fácil meterle la mano a la naturaleza que a los que más tienen”.

No destruyamos lo que los indígenas consideran su templo, el crudo debe quedarse en tierra. (O)