Este domingo se realizarán en Argentina las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), proceso en el que se definirán los candidatos a la Presidencia. Según encuestas, una mayoría de los argentinos consideran que la inflación es el principal problema de la economía. Esto es comprensible, considerando que la tasa de inflación anual ha llegado a un 115,6 %.

El patacón en nuestro futuro

En un estudio reciente publicado por el Instituto Cato, mi colega Daniel Raisbeck y yo explicamos por qué Argentina debe dolarizar ya, y abordamos en más detalle que el que permite esta columna los reparos a dicha medida.

El argumento más popular es aquel que sostiene que no hay suficientes dólares para dolarizar la economía. Detrás del argumento yace la creencia de que la dolarización depende de cierto nivel de activos líquidos acumulados en la Reserva Internacional. Todo esto me recuerda a los múltiples opinólogos y políticos en nuestro país que llevan años advirtiendo de que la dolarización “se cae” y que es necesario “defenderla”.

El dólar

¿Qué exigir(nos) estos años?

Detrás de los nosepuedistas argentinos y los supuestos defensores de la dolarización en Ecuador, lo que tenemos es esencialmente una confusión acerca del papel de las reservas en una economía dolarizada. Como explica el economista Manuel Hinds, “en una economía no dolarizada, hay dos monedas, una que se usa internacionalmente (en el caso de Ecuador el dólar) y otra que se usa domésticamente (el sucre que existía cuando Ecuador no estaba dolarizado)”.

(...) tenemos... una confusión acerca del papel de las reservas en una economía dolarizada.

Para ilustrarlo, Hinds propone la analogía de un casino donde usted entrega sus dólares a cambio de fichas para jugar, con la esperanza de cambiar las fichas por dólares antes de retirarse. El cajero del casino tiene que asegurarse de guardar suficientes dólares para cambiar las fichas. Este es el papel del banco central en los países no dolarizados, con una diferencia importante: si el cajero no tiene suficientes dólares para cambiar las fichas, puede ser acusado ante la policía de una estafa, mientras que el banco central simplemente devalúa las fichas hasta que le alcancen los dólares. Esto último suena muy parecido a la “ecuadolarización” explicada en abril por el candidato Andrés Arauz.

¿Qué está pasando sobre las elecciones primarias en Argentina?

En planes de trabajo se deja sentado proteger la dolarización, pero la idea de una ecuadolarización topada antes de saber que íbamos a elecciones agita el debate

En una economía dolarizada, en cambio, solo hay una moneda y esto es como entrar en un casino donde las máquinas aceptan directamente dólares. Usted no necesita pasar por la ventanilla intercambiando sus dólares por fichas, es decir, no depende del cajero (banco central). El valor de la moneda local ya no está definido por el banco central nacional, sino por los mercados internacionales y en términos de su valor en euros o en yen. Hinds agrega: “ese valor no cambia si Ecuador tiene o no tiene reservas. Los precios en dólares y los contratos en dólares siguen valiendo lo mismo, aquí y en la China, aunque Ecuador no tenga reservas”.

Por esta razón Argentina no necesita tener tantas reservas como dicen algunos economistas. También por esta razón es que a pesar del pésimo récord de la clase política argentina (y ecuatoriana), la dolarización no necesita de políticas restrictivas para mantener los dólares dentro de la economía. El sistema funciona porque depende únicamente de la confianza que las personas mantengan en la moneda de su preferencia frente a las alternativas reales disponibles. (O)