Empecemos recordando cifras básicas al 2022, último año completo de que disponemos, del SPNF –Sector Público No Financiero, que incluye Gobierno central, empresas, gobiernos descentralizados, Seguro Social y más–.

Ingresos. Total: $ 45.000 millones. Exportaciones petroleras y venta interna de combustibles: $ 17.000 millones. Tributarios: $ 15.000 millones que incluyen impuesto a la renta 4,5, IVA 6,5, ICE, aranceles, ISD y más. Otros: $ 7.000 millones, sobre todo alrededor de los GAD, como prediales, compraventas o patentes. Seguro Social: $ 5,7 mil millones.

Gastos: Total: $ 45.000 millones. Corrientes: $ 37.000 millones, dentro de los cuales salarios (11,5) y compra de bienes y servicios (13,5, incluyendo importación de combustibles). Inversión: $ 8.000 millones. Resultado: 0. Hubo equilibrio fiscal en el 2022.

... pero normalmente tenemos un déficit de unos $ 3.000 millones, como sucederá en 2023 y quizás algo más en 2024 (ojo: se habla de déficits mayores, pero eso corresponde únicamente al Gobierno central). Obviamente un elevado déficit implica tener que endeudarse permanentemente, y de esa manera hemos llegado a una deuda estatal que supera los $ 60.000 millones. Por eso es sano situarse alrededor del equilibrio fiscal. Pero ahí ya surge un tema importante: ¿lograr equilibrio aumentando ingresos o bajando gastos? En general hemos tendido a lo primero, y por eso el nivel de gasto ha alcanzado los elevadísimos niveles que se registran. ¿Cómo evaluar?: hay que equilibrar las finanzas públicas pero debemos decidir si es vía más ingresos o menos gastos. Yo apunto a lo segundo, porque...

El otro gran tema de las finanzas públicas, del que se habla mucho menos aunque es más importante, es el nivel del gasto estatal que en Ecuador es absurdo, ¡45.000 millones de dólares anuales! ¡25 dólares diarios a nombre de cada familia... y con resultados paupérrimos! ¿Por qué importa tanto? Pues simplemente porque una parte no despreciable es gasto improductivo (más claramente inútil) que empobrece a la sociedad. Recordemos que la productividad (usar mejor los recursos para generar más valor) es la base de la mejora de calidad de vida de la gente, y si el Estado es improductivo, baja el promedio de productividad del país y baja el nivel de vida.

Pregúntese usted: ¿el malgasto en su familia o en su empresa le empobrece o no tiene importancia? Creo que la respuesta es obvia: empobrece, porque habría muchas mejores formas de usar los recursos para caminar hacia adelante. Lo mismo es con el Estado, pero nos han llenado la mente de lo contrario: supuestamente, incluso el malgasto del Estado crea empleos, ayuda a la actividad económica y por ende es positivo. Falso de absoluta falsedad. Es como ese horrible consejo que alguien daba: “En ciertas épocas conviene que el Estado contrate gente para cavar un hueco y a otras para taparlo”. Eso no es válido en ninguna época. Generar actividades productivas es útil, jamás “hacer cualquier cosa”. ¿Cómo evaluar?: sencillo, ¿el Estado está bajando sus gastos improductivos?

Ahí está cómo debemos evaluar al Gobierno: equilibrio de las finanzas públicas y reducción del gasto estatal más allá de lo necesario para dicho equilibrio. (O)