El Municipio de Guayaquil insiste en construir la vía hasta el aeropuerto en Daular bordeando el Bosque Protector Cerro Blanco, uno de los pocos santuarios naturales que tiene Guayaquil y el más grande y el mejor conservado bosque seco tropical ecuatoriano.

Un viaducto sobre la vía a la costa que bordee al Bosque Cerro Blanco, una alternativa que plantea la Fundación Japu para no afectar esta área protegida

En años pasados anteriores alcaldes intentaron hacer lo que propone el actual municipio, sin embargo, estos diseños ahora están obsoletos por el volumen de tráfico. No obstante, quieren hacer la vía arrancando por la Espol, subir por atrás de la montaña y atravesarla con túneles conectados por un viaducto. Luego la vía continuaría por la parte alta de las canteras, cruzaría la vía a la costa y avanzaría hasta Daular.

Según el Municipio, la construcción de los túneles no afectará al bosque protector Cerro Blanco, aunque los daños serán inevitables; sea que se perforen los túneles con taladros, voladuras, tuneladora, microdetonaciones o a mano. Además, los túneles acumulan las emisiones de monóxido de carbono que arrojan los vehículos, aunque tengan buenos sistemas de ventilación y es normal descarbonizarlos.

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Qué especies viven en el bosque Cerro Blanco, sitio por el que se planea túnel como parte de trazado de nueva vía

El problema es que este proyecto quedó obsoleto porque no se consideró el tráfico de los contenedores que mueve el Puerto de Aguas Profundas de Posorja, que ya superó un millón de TEU (contenedores de 20 pies de largo) y que no existía en el año 2016 cuando se actualizaron los diseños de este proyecto. De seguro será necesario aumentar los carriles de tráfico y no creo que piensen mover los contenedores por encima de las canteras y cerca de las urbanizaciones.

Lo bueno es que existe una alternativa que bordearía al Cerro Blanco, cruzaría la vía a la costa antes del peaje y terminaría en Daular. La longitud de esa vía sería más que la anterior, el tiempo de viaje al aeropuerto aumentaría algunos minutos y costaría unos 80 millones de dólares más con los diseños actuales. Por mi parte, sigo pensando que el nuevo aeropuerto debería construirse en la isla Santay. (O)

Carlos Luis Hernández Bravo, ingeniero civil, avenida Samborondón