Cuando uno viaja alrededor del país donde primero se llega es a los peajes de pago obligatorio para transitar por las carreteras, y se paga según el tamaño del vehículo. Ver la infraestructura majestuosa, elegante, bien cuidada y luminosa de los peajes, parecería, o nos da la idea, que vamos a encontrarnos con carreteras de primer orden que hagan juego con la elegancia de los peajes. Es impresionante los millares de vehículos que paran para el pago obligatorio del uso de dichas carreteras. Suponemos que ingresan millones de dólares. Sin embargo, cuando nos topamos con la realidad del estado de las carreteras se puede evidenciar el contraste entre los peajes de lujo versus las carreteras deterioradas con muchísimos huecos y baches en general, salvo algunas excepciones. El movimiento humano de cobradores de peaje en las garitas es impresionante, mientras que el personal que debería estar dando mantenimiento adecuado y resistente a las vías y carreteras poco se ven, teniendo como resultado el mal estado de las carreteras de nuestro país. Nuestra pregunta sería: ¿cuánto se destinará de las altas recaudaciones por cobro de peajes para el arreglo de carreteras?, y, ¿a dónde irán todas las recaudaciones de multas de tránsito? (O)

Édgar Saldaña, Guayaquil