Tuve el privilegio de ser invitado a Jipijapa con la finalidad de probar el afamado café que se produce en la Sultana del Café. Primer contacto con la bebida, hice en la terminal terrestre en el puesto de venta de don Bolívar”, en la pared existen menciones y reconocimientos a su labor. Me entretuvo algunos minutos su conversación amena sobre la historia comercial de Jipijapa y de toda Manabí en sí, gracias a este producto mítico de esta zona del país.
En casa de los anfitriones, la familia Heredia Reyes, pude degustar de un típico desayuno manabita con tortillas de maíz, corviche y varias tazas del café especial ganador del evento Taza de Oro, del año anterior. Y la sobremesa, con la conversación de un selecto grupo de líderes de organizaciones cafetaleras de la zona, sobre el consumo mundial de café continuando en alza por varias razones, como el aumento de la población, el descubrimiento de los beneficios para la salud, qué países de Asia y Europa lo demandan cada vez más y los estudiantes y oficinistas lo consumen mucho; no obstante, que afecta seriamente a los cafetales el cambio climático, los altos costos de producción, las plagas, las sequías y como siempre la letal intermediación.
Ecuador tiene una capacidad excepcional para producir café, por su ubicación geográfica y diferentes pisos climáticos puede ser sembrado a lo largo y ancho del país llegando a ser considerado como uno de los mejores de América del Sur y de gran demanda en Europa. El sur de Manabí gran productor de la variedad café arábigo, cursa por un incierto futuro por las causas arriba expuestas. Es hora de que los líderes agropecuarios tomen acciones claras y objetivas, convoquen un gran forum de productores cafetaleros donde expresen las posibles soluciones, articulen con instituciones como Prefectura Provincial, alcaldías, ministerios de Agricultura, Comercio Exterior..., formen una gran corporación de productores agropecuarios de Manabí con verdaderos representantes. Es necesario actuar ya, por tradición, por cultura, por el pequeño productor y por la economía manabita y de todo el Ecuador. Es tarea de todos.(O)
Pedro Pablo Jijón Ochoa, ingeniero comercial, Guayaquil