El Gobierno colocó bonos en el mercado internacional por USD 1.000 millones a 10,75% de interés, superior a la tasa máxima permitida para que los bancos nacionales presten a sus clientes empresariales. En contraste, Perú hace un año en una operación similar, colocó bonos con un rendimiento de 4,15%: seis y medio puntos porcentuales menos que el Ecuador.

¿El motivo? La percepción de riesgo. El riesgo es un concepto complejo, en parte subjetivo, pero que en el mercado financiero se plasma en algo muy concreto: puntos más o menos en el interés.

Este riesgo se mide en cuánto más rendimiento requiere el inversionista para comprar papeles de un emisor que no sea el Tesoro de los Estados Unidos, a quien se considera cero riesgo. En el caso peruano de agosto 2016, exigió 1,95 puntos porcentuales más. En el ecuatoriano reciente, 8,56 puntos.

¿Qué factores consideran los mercados financieros para determinar el riesgo? Uno fundamental, conocer meridianamente la situación financiera de un país. Justamente el Departamento de Estado de los Estados Unidos publica esta semana un informe al respecto; de los diez países sudamericanos, lista siete como de cuentas claras, a Venezuela y Bolivia no los menciona, y Ecuador es el único que consta en el listado de los que tienen cuentas opacas.

Los bancos de inversión también revisan los numerosos estudios de riesgo país. Algunos listados se basan en la opinión de empresas multinacionales. Uno reciente que llegó a mis manos es elaborado por Euromoney, revista cuyo público es precisamente el financiero internacional. Entre los calificadores hay hombres de negocios, financistas y académicos. Ecuador ocupa el puesto 104 entre los 186 países calificados. Perú es 42, Colombia 46, Bolivia 88. Solo Venezuela, en 150, está por debajo nuestro.

Euromoney divide los factores de riesgo entre económicos, políticos y estructurales. Si solo contaran los factores económicos y estructurales, Ecuador estaría 35 puestos más arriba, entre Costa Rica y Paraguay. Su punto más fuerte es “política monetaria y estabilidad cambiaria”, una diáfana referencia a la dolarización.

Para los expertos de Euromoney, la pésima calificación de Ecuador se debe a factores políticos. Entre estos, el peor es corrupción, en lo que el Ecuador se codea con países africanos. La percepción es que el Ecuador es un país altamente corrupto, concepto amplio que abarca no solo contratación pública.

También tiene bajísima nota en “acceso a la información y transparencia” lo que coincide con la observación del Departamento de Estado. Mal también en entorno regulatorio, coincidiendo con el reclamo al respecto del Comité Empresarial.

En el ámbito político, lo que mejor se califica es estabilidad, lo cual se innegable: es el gobierno más largo de la historia nacional.

Una lección es que si queremos que el dinero nos cueste menos, no es necesario estudiar lo que hacen Dinamarca o Canadá para emularlos. Basta poner los ojos hacia el sur, a un país con el que compartimos geografía, composición étnica y nivel económico.

Vale la pena el esfuerzo de ser menos corruptos y más transparentes. Significa ahorrarnos USD 60 millones anuales por cada USD 1.000 millones que pedimos prestados. No es pelo de cochino. (O)