En los últimos días se ha actualizado la pugna entre el Ministerio de Educación y el Municipio de Guayaquil, respecto a la entrega de libros en los planteles educacionales. El Ministerio ha dicho: “los textos que se pretendan usar en el sistema educativo deben ser sujetos de revisión técnica pedagógica por parte de esta cartera de Estado, por ser quien ejerce la rectoría en el sistema educativo nacional por mandato constitucional”. Que el Ministerio ejerce la rectoría del sistema educativo es indiscutible, que ahora el Estado tiene medios para proporcionar los libros, es verdad, pero nada de eso es razón para impedir que otros libros lleguen a manos de los estudiantes, pues la época del libro único fue superada hace mucho tiempo y la pedagogía de hoy, que busca formar personas críticas, creativas, de mente amplia y con aptitud y actitud innovadora, requiere que los niños y los jóvenes desarrollen la capacidad de buscar y encontrar conocimiento y cuestionamientos en muchas fuentes. De manera que si el Municipio –que ya cuenta con la respectiva revisión de los libros para la educación general básica– u otras instituciones o personas están dispuestas a donar libros a los estudiantes, debemos aplaudir y agradecer la colaboración para que pueda cumplirse con la aspiración pedagógica de prepararlos para un mundo diverso y plural.