Todas las cirugías tienen sus riesgos, todas. Aun extirpar una uña. Cirugías riesgosas, peligrosas, innecesarias. Son peligrosas, la mayoría, sobre todo si se demora en realizarlas.
En un hospital, una mañana me avisaron de una emergencia. En una guerra de pandillas a una chica, por un cartuchazo o disparo con cartuchos, le habían volado casi la mitad de los músculos del muslo izquierdo y la arteria y vena femorales; tenía una gran hemorragia. Una persona me dijo que la dejara morir ya que no tenía sangre en las arterias y por eso un hematíe pasaba por su corazón, de vez en cuando. ¡Pero no me pareció bien dejar perder una vida tan joven sin peleársela a la muerte. Y la operé. Y se salvó. ¡Y ahora ya es abuela! Pudo parecer una operación innecesaria, pues la paciente ya estaba agonizando.
Otra vez, un médico norteamericano que vino con todo su equipo e instrumental al país dijo que no se podía operar aneurisma de aorta en un hospital ecuatoriano porque no tenía la infraestructura necesaria. A las dos semanas de eso atendí a un señor con un aneurisma de aorta que no le permitía realizar ningún tipo de actividad, y era él quien cuidaba a su única hija. Lo operé y quedó tan bien que siguió haciendo su vida en el campo, incluso montando a caballo, hasta que falleció a los ocho años por un infarto cardiaco. Operación peligrosa, ¿porque un “gringo” dijo que no se la podía hacer?
Una noche llegó un patrullero policial a mi casa y tres policías entraron como tromba. Uno salió con mi maletín y dos me hicieron entrar rápido al patrullero. ¿Qué pensarían mis vecinos? En una batida contra delincuentes un policía recibió un balazo en la arteria iliaca externa izquierda (como de lo que murió el presentador nacional de televisión Marco Vinicio Bedoya). Todos los policías que habían llegado me pidieron que no lo dejara morir. Lo operé y sobrevivió, y al poco tiempo volvió a su actividad policiaca. Operación peligrosa ¿y tal vez innecesaria porque casi todos con esa herida se mueren?
¡Todos sobrevivieron! ¿Y si hubieran fallecido? Con la nueva ley de mala práctica médica habría que pensar mucho antes de hacer estas operaciones, son algunos años de prisión. ¿Quién iba a mantener a mis dos hijos que estaban en escuelas y a la otra, con una gran discapacidad que requería mucho dinero para sus remedios y terapias? Pero, ¿qué pasaba con las familias de esos pacientes si estos hubiesen muerto porque yo hubiera tenido miedo?
Siempre consideré a la medicina, no como una profesión, sino como un apostolado. Muchos de los apóstoles fueron encarcelados, y muertos. La historia se repite. Insisto, ¡somos médicos, no asesinos, pero tampoco dioses!
No polemizo con nadie. Solo es la humilde opinión de un viejo doctor, basada en sus tantísimos años de experiencia de trabajar en hospitales. Ojalá alguien la comparta.
Augusto Vizcaíno Ronquillo
Cirujano vascular, Guayaquil