En el Enlace Ciudadano 354 emitido desde Monte Sinaí en la ciudad de Guayaquil, el presidente de la República hizo algunos pronunciamientos muy en la línea que ha mantenido respecto de los derechos de la diversidad. Bueno, para ser justos, esta vez estuvo especialmente grotesco. Comenzó por señalar que existen movimientos que proponen cosas absurdas, como que “los hombres parezcan mujeres y las mujeres hombres”. Ante el aplauso y los aullidos delirantes de los presentes, que sentados en sillas de plástico y resguardados por policías en trajes de camuflaje y con chalecos antibalas, celebraban las ocurrencias del amado líder, la temperatura subió y la estrella de la sabatina, presa de la emoción, echó toda la carne al asador. Denunció que hay algo llamado “ideología de género” que se enseña en algunos colegios, la cual incluso, según dijo, es compartida por algunas asambleístas de Alianza PAIS. Nos explicó con su acostumbrada elocuencia y sin escatimar gestos y expresiones faciales que de acuerdo a esta ideología no existirían hombres o mujeres naturales y que el sexo biológico no determina las relaciones sociales.
Calificó de “barbaridad que no resiste el menor análisis” el que exista la libertad de poder elegir si una persona es hombre o mujer, lo cual además de acuerdo al más Mashi de todos los Mashis, atenta contra “leyes naturales”. Incluso apeló a su condición de académico para insistir en que este tipo de posturas no resisten el menor análisis y enfatizó en lo bueno que resulta que “las mujeres parezcan mujeres y los hombres parezcan hombres”. Después de semejante despliegue de testosterona medieval, al referirse a las bondades del Código Orgánico Integral Penal, COIP, ponderó el que este deroga algunos tipos penales arcaicos, como el vestir fuera de la moral, para lo cual no se le ocurrió otro ejemplo que el de un “travesti”, como si por ser de esta condición implicara un atentado a las buenas costumbres.
Primero, debo dejar en claro que es contrario a toda técnica periodística en un artículo de opinión el usar tantas comillas. No es mi costumbre y no lo haría de no ser porque la ocasión y la rigurosidad lo amerita. Segundo, aquello que el señor presidente llama “ideología de género” no solo que no existe, sino que esto sí, no resiste el menor análisis académico. Las reivindicaciones de los grupos transgéneros se fundamentan, por una parte, en consideraciones nominalistas y no esencialistas, como las mantenidas por la filosofía Aristotélico - Tomista en la Edad Media. Es decir, se considera por el presidente como impresentable, el que se apliquen categorías que la filosofía analítica actual considera como más adecuadas al esquema de protección de derechos humanos. Las esencias y los absolutos en los que se basan las supuestas leyes naturales no solo fueron pulverizados por la teoría de la relatividad de Albert Einstein, sino que son considerados como una entelequia propia de una época en que el mito y el dogma de fe reemplazaban a cualquier propuesta científico-académica. Esto, sin embargo, se repite como mantra por el poder gubernamental en el Ecuador del Socialismo del Siglo XXI. Lo paradójico del tema es que dos semanas antes se reunió con dirigentes GLBTI, especialmente del sector transgénero. Fotos y placa de por medio, se anunció con bombos y platillos una nueva era en materia de respeto a los derechos de la diversidad. Se dijo que se iba a proteger a un sector tradicionalmente discriminado, en ámbitos tan sensibles como justicia, educación o salud. Todos nos congratulamos por una iniciativa que evidentemente abona en el respeto de los derechos. Sin embargo, lo dicho por el señor presidente en tan magna reunión fue borrado con el codo en el enlace analizado. Ubicó a los transgéneros como ejemplo de lo inmoral, situó a la identidad de género en el ámbito de lo biológico, apeló a leyes naturales y a la presencia de pene o vagina para definir la identidad de una persona.
En fin, los y las pobres dirigentes que se reunieron con él tuvieron que hacer maromas dialécticas para justificar lo dicho o al menos guardar un respetuoso silencio. Ya vendrán la creación de la Secretaría de rigor y el nombramiento de alguno o alguna de los dirigentes, para autocalificarse como el gobierno más inclusivo. Por lo pronto, la situación de los GLBTI les impide acceder al mercado laboral o estudiantil en igualdad de condiciones. Que se trabaje en esto está muy bien, como también si les reconocen su género en su cédula.
Denunció que hay algo llamado “ideología de género” que se enseña en algunos colegios, la cual incluso, según dijo, es compartida por algunas asambleístas de Alianza PAIS.