Con la reforma parcial a la Constitución para que las Fuerzas Armadas puedan actuar de forma complementaria con la Policía Nacional, se esperaría una reingeniería a su estructura y doctrina institucional que demandará una fuerte inversión del Estado.

Del cuestionario de once preguntas de referéndum y consulta popular que los ecuatorianos votaron el 21 de abril del 2024, la número 1 o pregunta A fue una de las más votadas por los ecuatorianos. Ofrece que las Fuerzas Armadas apoyen complementariamente a la Policía Nacional para combatir el crimen organizado, para lo que se reformará el artículo 158 de la norma suprema.

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El domingo pasado fueron convocados 13′654.291 ecuatorianos para sufragar y, de acuerdo con los resultados preliminares difundidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE), 7′070.736 le dijeron sí a esta reforma, lo que corresponde al 72,26 %.

Por el no se pronunció el 27,74 %: 2′715.057 electores. Los votos blancos fueron 377.340, y los nulos, 615.456.

Los comandantes del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, Jaime Vela y César Zapata, sufragaron juntos la mañana de este domingo. Cortesía

Esta iniciativa la planteó el expresidente de la República Guillermo Lasso Mendoza y fue tramitada según el artículo 442 de la carta política, lo que implicó que sea aprobada previamente por la Asamblea Nacional, que adecuó varios aspectos legales para su posterior aplicación de ser aprobada.

Entre ellos, esencialmente, que las Fuerzas Armadas podrán cumplir esta misión por ocho tipos de delitos reconocidos en las leyes ecuatorianas y el fenómeno de violencia en las cárceles:

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  1. Narcotráfico
  2. Lavado de activos
  3. Tráfico de armas
  4. Tráfico de personas
  5. Terrorismo
  6. Minería ilegal
  7. Extorsión e intimidación
  8. Delincuencia organizada
  9. Grave conmoción en el sistema penitenciario

Podrán participar en estas operaciones por un término de 180 días con una renovación de 30 días; formarse en democracia y derechos humanos; y, dentro de 200 días, de ser aprobada la pregunta, la Asamblea Nacional aprobará una norma que desarrolle los parámetros, límites formales y materiales de apoyo.

Sin aludir a este hecho, el lunes último, en un mensaje en redes sociales, el comandante de la institución castrense, Jaime Vela Erazo, agradeció a las tropas por el trabajo y las llamó a no dejarse amilanar por falsas expectativas y atraer por cosas efímeras, así como que lleven en sus pechos con orgullo “su apellido”.

Mientras se espera que el CNE culmine el conteo de votos, tramite reclamos y proclame los resultados definitivos, las Fuerzas Armadas estarán preparándose para asumir oficialmente las nuevas demandas en materia de seguridad, que aunque lo han venido haciendo en los últimos años por el incremento de la violencia, requerirá de cambios en su doctrina.

La doctrina militar, desde su creación, es la defensa de la soberanía y la integridad territorial para enfrentar un conflicto bélico internacional y también desastres naturales. Pero, fundamentalmente, a un enemigo externo, explicó Aland Molestina Malta, almirante en servicio pasivo de la Armada nacional.

Molestina aclara que este cambio legal apunta a luchar contra el crimen organizado y no para colaborar en disturbios. Y le preocupa la falta de precisiones sobre lo que pasará con el control de las cárceles del país.

“Las Fuerzas Armadas tendrían que actualizar o implementar procesos de capacitación para actuar en estos casos, como por ejemplo portar un armamento más adecuado y no solo armamento letal”.

Aunque, para combatir a los grupos de delincuencia organizada (GDO), no cree que “se requiera de muchas modificaciones, porque estas bandas tienen armamento igual y mejor que el de las Fuerzas Armadas, como fusiles, escopetas, pistolas. La institución deberá tener las reglas claras de comportamiento de cuándo usar este armamento”.

Otro aspecto por observar es si se lo usará en la ciudad, que es “diferente a un campo de batalla, cuando hay un enemigo al frente”, comentó.

No obstante, un área que requerirá atención, a criterio de Molestina, es la de inteligencia militar.

El oficial recuerda que el sistema de inteligencia castrense ha estado enfocado a conocer quiénes son y cómo están conformadas las unidades armadas de otros países y sus líderes. Ahora estarían orientadas a detectar a los GDO y sus cabecillas. “La aplicación de esta reforma requerirá de un direccionamiento” y dinero para contratar personal y preparación.

Adicionalmente, el Gobierno nacional tendrá que definir en qué consistirá la complementariedad. Es decir, quién hará qué en el contexto de un operativo contra la delincuencia.

“Este será un proceso largo que, como oficial en servicio pasivo, me preocupa, porque las Fuerzas Armadas no pueden asumir por siempre el control de las cárceles”, dijo Molestina, que agregó la falta de definiciones sobre lo que pasará con el Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de la Libertad (SNAI).

Renato Rivera Rhon, coordinador del Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado, tiene una posición similar y cree que esta será una tarea en la que las Fuerzas Armadas se reinventarán.

A los militares les van a dar una misión específica para la seguridad interna y van a “necesitar que la Función Ejecutiva les diga exactamente qué es lo que van a hacer, porque al actualizar su doctrina necesitarán que, desde su comandante en jefe (el presidente de la República), les defina las nuevas misiones. Eso supone cambiar sus planes internos, reorientar el presupuesto hacia un nuevo armamento y capacitación al personal”.

Rivera explica que la doctrina militar comprende estar atentos a las amenazas externas, lo que implicará que en el futuro inmediato tengan que cambiar sus tareas o la forma como realizan las misiones, cómo generan su plan.

Ejemplo de ello es que las Fuerzas Armadas no están entrenadas para hacer control en el interior de los centros penitenciarios, para lo que necesitan formación en derechos humanos; y en lo operativo, recibir información de inteligencia de la Policía Nacional de cómo están operando los grupos criminales dentro de los pabellones.

“Las Fuerzas Armadas necesitan información. No solo se trata de poner un militar con un fusil en la puerta de una cárcel”, precisó el directivo.

En cuanto a los retos con la probable aprobación de esta pregunta de referéndum, es repensar si se tendrán que crear nuevos cuerpos en el Ejército nacional, como contar con agentes penitenciarios.

“Sí, hay un clamor popular para que Fuerzas Armadas hagan controles. Necesitan reformar su estructura institucional, y ahí viene este cambio de doctrina de cómo van a repensarse, y eso es caro. Es muy caro hacerlo, porque tienen que capacitar al personal, pagar consultores para que ayuden a pensar el nuevo modelo de fuerzas militares”, una reinvención, precisó Rivera. (I)