Con un tono de frustración Soledad Padilla Morán cuenta en uno de los audios difundidos, desde el fin de semana en redes sociales de distintos medios digitales, que la excandidata presidencial del movimiento Revolución Ciudadana (RC5), Luisa González, le pidió, entre lágrimas, que no denuncie el supuesto caso de acoso sexual en contra del exvicepresidente de la República Jorge Glas, antes de las elecciones presidenciales anticipadas del 15 de octubre último.

En la cuenta de La Historia, de red social X, se compartió un documento sin firma, que se dice de autoría de Soledad Padilla en el que asegura haber sido víctima sistemática de acoso sexual, niega haber tenido una relación con Glas y también advierte que los audios hechos públicos han sido obtenidos de manera ilegal y afectan su honra. El texto termina con la frase: “Esto no es una pugna de poderes ni un ataque político a la organización. Es violencia de género y no puede ser tolerada”.

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En uno de estos audios Padilla cuenta que Luisa le dijo: “¿Sabes cuál es el problema, Sol? que para este medio nosotros somos un producto, no somos una persona”. Y que luego ambas lloraron en una farmacia cuando hablaron del supuesto acoso y la violencia psicológica que presuntamente ejercía Glas.

“Le dije, lamento decirte que así me siento, una ficha más en el ajedrez de esta gente maquiavélica”, se escucha decir a esta ex asesora del correísmo en una conversación que mantuvo con Glas. Finalmente, Padilla presentó una denuncia ante la Fiscalía Provincial de Pichincha contra Glas por acoso. La querella se hizo pública a partir del último fin de semana con los audios respectivos.

En este texto se reproduce parte de los audios que están subidos a redes sociales para entender la gravedad de las acusaciones de acoso, intimidación, violencia psicológica y política contra la mujer y que son objeto de denuncias formales para ser investigadas por la justicia.

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En la denuncia, Padilla cuenta que la relación que mantiene con el legislador reelecto del movimiento RC5 Ferdinan Álvarez habría molestado a Glas, por lo que este empezó a acosarla.

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Activistas del movimiento feminista lamentan que un hecho que evidencia una relación íntima sea expuesto al escrutinio público para que sea utilizado con un tinte político, lo que refleja la violencia y la sociedad machista persistente. Se desvirtúa y no se ve como lo que es, una denuncia de violencia de género.

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Tamara Idrovo afirma que una de las luchas históricas de las feministas es atreverse a definir, visibilizar, mostrar y demostrar las violencias. “Hay una relación de poder, en este caso de un hombre que ostenta un poder, una representación, un reconocimiento en un movimiento político, que eso le da casi que patente de corso para poder ejercer violencias, acosos o intimidaciones a una mujer que se sabe fue su asesora, su subalterna”.

El problema en esta situación no es sobre las relaciones íntimas de dos personas que no nos debería importar, dice Idrobo, sino que se utiliza la relación de poder de un hombre sobre una mujer para tener una respuesta positiva por parte de ella a una intencionalidad masculina de querer involucrarse afectivamente.

La negativa y el rechazo de Padilla provocaría el ciclo de violencia y acoso hacia ella por parte de Glas. “Hay historias de femicidios donde el hombre dice: ‘si no eres mía, no eres de nadie’, esto es muy simbólico. En uno de los audios Glas dice: ‘cómo pudiste hacer esto, eres mi mujer’, entonces las mujeres somos objetivizadas y usadas, somos un territorio en disputa entre los hombres”.

Lo más lamentable es la respuesta de la ex candidata González, que podría haber sido presidenta de la República y representar la lucha de las mujeres, agrega Idrobo: “Burlándose de una potencial víctima (refiriéndose a una reacción de González desde su cuenta de X), cuando toda denuncia de una mujer, sea verdad o mentira, debe ser tomada con responsabilidad, seriedad, con mucha atención por todo el contexto de lo que está detrás y que es lo que la lleva a realizarla y la forma porque eso también retrata la represión y violencia normalizada”.

El debate en redes sociales que refleja la discusión en la sociedad es que se trata de un lío de faldas: “Eso ya tiene el sesgo de que el problema son las mujeres, no es un lío de braguetas como realmente lo es, es una bragueta herida y el problema surge de la bragueta herida hacia una mujer. Todo el mundo no mira la acción del hombre con poder sino que se empieza a juzgar a la mujer. Los problemas inician cuando empieza a salir con Ferdinan”.

A Silvia Buendía le llama la atención que este hecho de índole muy personal, porque se trata de una colaboradora de Glas que lo acusa de algo, debería quedarse en el debido proceso de una investigación fiscal sin trascender en lo político. Lo sorprendente es que el movimiento convierta en política una denuncia penal y que cierre filas para defender a una persona que está siendo acusada e investigada.

“No debería atañer a la prensa, ni volverse un tema político, Me sorprende y no me sorprende a la vez que haya inclusive la posibilidad de que la candidata González o que el líder del movimiento correísta (Correa) diga cálmala, cállala, no nos ensucies la posibilidad de ganar las elecciones porque nos estamos jugando la vida”.

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Lo lamentable es la respuesta de estos: “Así no se actúa ante la noticia de un delito, aunque esté involucrado alguien tan cercano a nosotros, lo correcto es decirle a la afectada haz lo que necesitas hacer, sigamos el debido proceso y a tu pana decirle defiéndete y espero que haya garantías en la investigación”.

Este accionar, dice Buendía, tiene antecedentes dentro de la RC5 cuando en 2013 y siendo Correa el primer mandatario, el padre de Glas fue acusado de violar a una niña de 13 años de un colegio en Guayaquil del que era rector.

Jorge Glas Viejó fue sentenciado en septiembre del 2014 a una pena de 20 años de cárcel por esta violación de la menor. El sentenciado murió en febrero de 2022 en un hospital de Guayaquil, dónde fue trasladado de la cárcel en la que cumplía la condena.

“En ese entonces, el movimiento político cerró totalmente filas para proteger a un violador”, recuerda Buendía.

La analista política María Belén Loor afirma que los casos de acoso en la política y en otros ámbitos son por lo general silenciados, ya que se priorizan los intereses personales de los líderes de los partidos políticos.

“Se ha normalizado y viciado el tema de mezclar, en el sector público sobre todo, las relaciones laborales y sentimentales”.

Lo más probable que haya ocurrido, dice Loor, es que al inicio creyó que por allí era la vía para cuidar su trabajo, el crecimiento profesional, pero después decidió hacerse a un lado y pararle el carro a Glas a nivel emocional.

En los audios se escucha a una Padilla que como mujer se siente abusada y no apoyada por el resto de líderes de la RC5.

“En un (audio) se escucha a la máxima autoridad de RC5 (Correa) que le pedía que se calle, pedía que la callen hasta después de las elecciones y todo ello evidencia también cómo las mujeres de su mismo partido no sienten esa empatía que pregonaban en pantalla”, asegura Loor.

“Incluso a Luisa le decían de todo, sus adversarios de otros partidos, pero menos que estaba allí por sus méritos como profesional o mujer, que era candidata a la presidencia porque la había puesto Correa, sea verdad o mentira, está muy normalizado ese tipo de violencia política que está tipificado en el Código de la Democracia”, indica.

De ser cierto que González también habría pedido a Padilla que guarde silencio hasta después de las elecciones presidenciales anticipadas evidencia una acción que no corresponde respecto a lo que pregonaba en la campaña sobre la situación de la desigualdad de género, en la que se manifiesta una relación de poder.

“Lo mejor que hubiera hecho González es guardar silencio para empezar y no pedir nada. Si eres mujer, partidaria y sufriste violencia política como Luisa deberías haber guardado silencio, si no podías decir algo empático porque te contradices de lo que tú pregonas en contra de la violencia política, psicológica o sexual que sufren las mujeres en política o en el entorno público y privado, lo que pasa es que no se imaginaron que esta mujer iba a poner esta denuncia”, afirma Loor.

Tras un caso de violencia psicológica como el que se expone hay detrás una manipulación. “No tiene que ser un maltrato verbal o insultos, también puede ser violencia económica porque obviamente ella se debía a un partido en el que Glas es uno de sus líderes”.

Además, el Código Orgánico Integral Penal tipifica que hasta dentro de un matrimonio también puede ocurrir una violación si hay relaciones sexuales forzadas con el cónyuge.

“Al sugerir silencio ante una situación de abuso no se es coherente con lo que se predica. La falta de coherencia de los perfiles de RC5 por sus ambiciones políticas hoy les pasa factura”, dice Loor.

“Si se sabe cómo se maneja la jerarquía y el entorno político en temas de abuso, quedarte callada nunca sería una sugerencia, sería más bien pedir que haga lo que mejor considere y ella (Luisa) seguir con lo suyo, pero decirle que no lo haga es como solapar a un abusador”.

La activista Virginia Gómez de la Torre indica de forma general que las mujeres viven casos de acoso sexual en su cotidianidad en el país. “En estos siempre tiene que existir una relación de poder, quien tiene el poder plantea favores sexuales a quienes no lo tienen, en este caso las mujeres que por no perder el trabajo, una promoción o no perder el año, acceden”.

Este tipo de situaciones se dan también en el contexto educativo, como en las universidades. Incluso la Corte Interamericana de Derechos Humanos sentenció al Estado ecuatoriano por el caso de acoso y violación de un rector a la alumna Paola Guzmán, que terminó suicidándose.

“Los hombres son los dueños del poder en la sociedad patriarcal y machista en la que vivimos. En estos casos de acoso se evidencia más el ejercicio del poder, es tan cruel que hace que las mujeres se queden calladas, pasa en los colegios, en las universidades”, indica Gómez de la Torre.

Lo grave es que hay una violencia sistemática aupada y silenciada por un sistema que permite que aquello suceda. “Esto retrata a la sociedad porque las mujeres que toman la decisión de romper el silencio se enfrentan a más violencias. Primero se enfrentan a que no les crean, luego a ser juzgadas y si deciden hacerlo público, lo hacen en busca de protegerse, de hacer justicia y algo de reparación, ya que no hay más alternativas, la otra es seguir siendo sometidas”, asegura Idrobo.

Las mujeres cuando denuncian un problema se vuelven el problema porque la sociedad y el sistema protege al victimario con poder: “Esto retrata porque se quedan calladas, muchas veces ese abuso, acoso, violencia o control que reciben, de eso depende su vida, su salario, la manutención de su familia, el ascenso en su carrera”, añade.

Los delitos de acoso y de violencia psicológica, como el que denuncia Padilla, son de acción pública por lo que a la Fiscalía le compete investigar este caso. (I)