Treinta y siete de cada cien ecuatorianos parte de la población económicamente activa tienen una operación crediticia vigente, según un estudio del buró de crédito Equifax y la Universidad Andina Simón Bolívar, que analizó las operaciones crediticias realizadas en el sistema financiero ecuatoriano del 2018 hasta junio del 2022.

De acuerdo con un reporte del Banco Mundial del 2021, dos de cada diez ecuatorianos tienen acceso a créditos formales.

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Esto podría significar, recalca Marco Rodríguez, presidente ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca), que esas ocho personas restantes “están tomando créditos con el chulco, pagando tasas altísimas y, lo peor, asumiendo riesgos de seguridad”.

El estudio de Equifax, además, determinó que “cerca del 60% de la población correspondiente a una clase vulnerable, con ingresos mensuales insuficientes para cubrir sus gastos y con bajo acceso a crédito, acceden al chulco o crédito informal”.

Las tasas de interés del chulco, según Equifax, son de un promedio diario del 3,44 %, lo cual resulta en un interés anual del 1.238 %.

Las personas naturales pueden solicitar créditos para adquirir viviendas, autos, financiar sus estudios, comprar terrenos, construir y consumir.

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Los tipos de deudas que se reportan al Buró de Crédito y que pueden afectar tu historial crediticio

A una persona natural se le podría negar un crédito por tener un mal historial crediticio, entre otros factores determinados por políticas internas de bancos y cooperativas. Esta calificación va del 1 al 999.

Esta escala busca predecir el comportamiento de pago de alguien en los próximos doce meses basándose en el historial. El score de crédito mide la probabilidad de que un cliente pague a tiempo su crédito. Cuando cancelan oportunamente las deudas, el score será cercano a 999 puntos, mientras que si no se pagan puntualmente, el score se deteriora y baja.

Los burós de crédito que funcionan en el país, como Equifax, arman perfiles basándose en cada paso que se toma en el sistema financiero y comercial. Los bancos y cooperativas usan esta información como uno de varios factores para tomar la decisión final de otorgar un crédito o no, basándose en el score y en sus propias políticas internas.

Desde el 2012 no existe la conocida como “central de riesgo”. Rodríguez señala que, a diferencia de la central de riesgos, los burós permiten que haya información actualizada del historial crediticio de los clientes del sistema financiero.

Samantha, guayaquileña de 27 años de edad, se dio cuenta de que tenía mal puntaje crediticio cuando una cooperativa de ahorros le negó un préstamo por su baja calificación y porque no tenía propiedades a su nombre.

Ella estima que tiene mal puntaje desde 2020, pues adeuda un crédito estudiantil con el Estado. En 2022 le realizaron un juicio de coactiva, pero pudo refinanciar la deuda.

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Planeaba utilizar el préstamo para aliviar otra deuda y destinar el resto del monto para mudarse de su hogar actual.

A su pareja, en cambio, le negaron el préstamo porque no tenía historial crediticio.

Las personas generalmente empiezan a construir su historial con pequeñas operaciones de crédito… aproximadamente 4,3 millones de personas han accedido a un crédito en el sector comercial en los últimos tres años”, indica David Castellanos, líder de data y analítica en Equifax.

De esos 4,3 millones, continúa, el 85 % pudieron luego asegurarse créditos en entidades financieras. “Esto demuestra que es positivo tener información en el buró de crédito, pues de este modo las personas se visibilizan frente al sistema financiero y comercial”.

Las casas comerciales, como empresas de electrodomésticos, por consiguiente, representan un portal al crédito para personas jóvenes y de bajos recursos, que reciben menos líneas de crédito de instituciones financieras como bancos privados y cooperativas de ahorro.

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Según el estudio de Equifax y la Universidad Andina Simón Bolívar, $ 70,426 millones de los $ 74,908 millones destinados para crédito en el país de 2018 a 2021, o sea el 94 % del total, fueron entregados por instituciones financieras como bancos y cooperativas de ahorro y crédito.

El 6 % restante ($ 4.481 millones) provino de casas comerciales. Durante el primer semestre del 2022 se registraron 2,4 millones de operaciones crediticias que sumaron un monto colocado de $ 11.357 millones.

De estos, $ 5.545 millones correspondieron a las cooperativas, $ 5.200 millones a los bancos y $ 611 millones a las casas comerciales.

Las casas comerciales dieron más préstamos a personas del rango etario de 20 a 30 años, a quienes les correspondió el 20,05 % de las operaciones de estas.

Bancos privados y casas de ahorro y crédito, en cambio, destinaron el 15,72 % y 17,37 % de sus operaciones crediticias al mismo rango etario.

Además, el 9,81 % de los créditos que otorgan las casas comerciales lo reciben beneficiarios que perciben menos de $ 300 al mes, lo cual fomenta la inclusión financiera, según Equifax y la Universidad Andina Simón Bolívar.

“A diferencia de las instituciones financieras, las casas comerciales no tienen algunas restricciones normativas que sí tienen los bancos y cooperativas... no tienen control de tasas de interés, de comisiones, ni en sus procesos de gestión de cobranza”, señala Rodríguez, añadiendo que eso facilita ofertar créditos.

Rodríguez considera que la información a la que actualmente tienen acceso los burós de crédito sobre las finanzas de las personas que aspiran a créditos es insuficiente.

Los burós pueden ver el historial de pago de servicios básicos, de arriendo y de pensiones educativas, pero no tienen acceso a los ingresos de los perfiles que analizan.

No cuentan con información sobre ingresos y patrimonio de los ecuatorianos sujetos de crédito. “Es importante que la legislación se actualice y, al igual que en toda la región, se permita a los burós ver datos sobre ingresos y patrimonios, pero también sobre obligaciones no crediticias para lograr una mayor inclusión financiera”, resalta.

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De ahí que al momento de acceder a un crédito formal se pida al solicitante el rol de pago para verificar su sueldo actual. Al final este requisito también frena a los que no tienen cómo sustentar sus ingresos, porque sus empleadores no les entregan roles.

Rodríguez considera que otro de los factores que excluyen a la mayoría de la población de acceder a créditos formales son los techos en las tasas de créditos otorgados por bancos, impuestos por regulaciones desde 2007.

“El impacto por los techos a las tasas de interés y el contexto internacional no permiten una asignación adecuada del crédito de acuerdo al riesgo.

La tasa de morosidad del flujo en créditos llega al 3,27 % del total de la cartera de crédito en junio pasado.

El estudio de Equifax y la Universidad Andina Simón Bolívar concluye que el acceso al crédito en el país se concentra en 37 de cada 100 personas que son parte de la Población Económicamente Activa (que incluye a los que tienen 15 años o más y tienen empleo o lo buscan).

El 55 % de ellos correspondió a sujetos con ingresos promedio inferiores a $ 1.200 mensuales.

La información se obtuvo tras el análisis de 20,4 millones de operaciones de clientes únicos del sistema financiero formal y de las casas comerciales realizadas entre 2018 y junio del 2022 (I)