A las 07:06 del jueves 7 de octubre de 1999 el tremor del volcán Guagua Pichincha puso en alerta a todo el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ). Un gran hongo de vapor, gas y ceniza se formó con la columna de expulsión que alcanzó más de 12 kilómetros de altura, según el registro del Instituto Geofísico, de la Escuela Politécnica Nacional.

El fenómeno natural era deslumbrante, mucha gente tuvo miedo, otros maravillados aprovechaban las películas disponibles en sus rollos de cámaras fotográficas para captar la escena. De hecho, son pocas las casas que no tienen un recuerdo del hongo natural que se convirtió en una portada de postales turísticas de la capital.

La nube tomó dirección hacia el noroccidente y al este, causando caída de ceniza en Quito, Nono y Mindo. Sin embargo, no fue la primera explosión ni la última. Dos días antes ya había caído una capa de ceniza en Quito y el proceso de erupción se mantuvo hasta el 2001, aunque en menor potencia.

Publicidad

Garrapiñadas, chispiolas, siete machos: los dulces tradicionales del centro histórico de Quito y la esquina donde se venden

Lloa es una de las 33 parroquias rurales del DMQ. Está ubicada al suroccidente de la capital, a los pies del Guagua Pichincha. La vista desde este lugar sobre este volcán es magnífica, las casas fueron construidas en la zona más baja del sector, como una especie de valle del coloso.

Veinticuatro años después, la gente de Lloa recuerda cómo sus calles se quedaron desoladas, pues Defensa Civil evacuó a toda la población ante una inminente erupción que podía alcanzar daños catastróficos a este poblado.

Mario Sotomayor, oriundo de esta parroquia, a sus 82 años recuerda que estaba en Chillogallo, en el sur de Quito, por la educación de sus hijos había salido a unos kilómetros de su pueblo en el que creció. Sin embargo, sus padres y demás familiares se quedaron en este lugar, también tenía sus amigos de siempre, por eso viajaba muy seguido.

Publicidad

De emprendimiento en pandemia a uno de los mejores cafés: la historia de la familia quiteña que se alista para vender su franquicia

“Esto fueron preparando las autoridades y los científicos. Desde 1980 ya predecían que el volcán Guagua Pichincha iba a tener una reacción y se iba a dar esta erupción. Duró muchos años esta preparación”, expresó el escritor del libro Historia de mi pueblo.

Sotomayor comentó que su hermano, José Julio, era aventurero y lo llevó a conocer el cráter del volcán. En ese tiempo el trabajo era escaso y los sueldos muy pequeños.

Publicidad

QUITO.- El hongo de gas, vapor y ceniza que se formó sobre el volcán Guagua Pichincha en 1999 se pudo ver en todo el DMQ. Foto: Carlos Granja Medranda

A su llegada, dijo que identificaron seis grandes fumarolas, espacios por los que salía el humo caliente. Después de la erupción puntualizó que no hay muchas fumarolas.

Los habitantes fueron evacuados hacia dos refugios, uno ubicado en el santuario de la Virgen del Cinto y otro en lo que actualmente es el parque de Huayrapungo. Grandes carpas con servicios básicos se destinaron para los pobladores.

Cayetana, la bebé de 10 meses que tiene síndrome FOXG1, un caso complejo en Ecuador y que tiene en desesperación a sus padres

Pero la desesperación de la gente dedicada a la agricultura y crianza de animales presionaba a los agentes civiles. Los ciudadanos querían pasar a sus casas, revisar sus sembríos y rescatar a los pocos animales que sobrevivieron a la capa de ceniza.

Los flujos de lava no llegaron a Lloa, pues tomaron dirección hacia el occidente, al otro lado. Expertos prepararon a los equipos de rescate y atención de emergencias ante una posible catástrofe. Los vecinos recuerdan que les dijeron que las casas serían cubiertas por los lahares, que así los convencieron de salir.

Publicidad

QUITO.- Santuario de la Virgen de El Cinto, a este lugar religioso acuden miles de fieles los fines de semana, en este lugar se instaló uno de los campamentos durante la erupción del volcán Guagua Pichincha en 1999. Foto: Carlos Granja Medranda

Enrique González, presidente del Gobierno autónomo descentralizado (GAD) de Lloa, contó que sí hubo gente que se quedó. En especial fueron personas de la tercera edad, quienes no aceptaron dejar a sus animales y dejar de cuidar los sembríos. “Gracias a Dios nadie falleció, después llegaron a ayudar a las personas, pero no quisieron salir por nada del mundo”, expresó.

Actualmente el volcán se mantiene en estado activo, no está en proceso de erupción. Existen caminatas turísticas de ascenso a esta montaña, siempre con la supervisión de especialistas en estas actividades.

La Virgen del volcán

En el año 2000, después de la erupción que generó el gran hongo de vapor y ceniza, los habitantes de Lloa decidieron hacer una réplica de la Virgen del Cinto en una roca.

En el mes de octubre realizan una peregrinación desde el centro de la parroquia hasta el refugio. Eso lleva un aproximado de ocho horas de caminata.

Una casona de más de 90 años se convirtió en un hotel boutique cinco estrellas en Otavalo

Luego la Virgen es trasladada de regreso, pasa por los terrenos de sus habitantes y llega a la plaza central, donde la espera la gente con una fiesta de música, pirotecnia y baile.

En el 2023, durante quince días la Virgen visitó distintos lugares del pueblo, así los fieles creyentes dicen estar protegidos de un desastre del volcán Guagua Pichincha. (I)